P.- ¿Creen ustedes que han salido vencedores?
R.- Yo no quiero hablar en esos términos. Creo que
el sentido común y el veredicto electoral se ha impuesto. Ni nosotros
deberíamos sentirnos vencedores ni el PP debería sentirse derrotado. Este es un acuerdo justo tanto
en el reparto de poder como en las orientaciones generales del pacto de
gobierno que puede satisfacer a los votantes de ambos partidos.
P.- ¿La ley de violencia de género queda derogada o queda ampliada? Porque no queda claro
R.- No se ha precisado. Lo que sí se ha dicho es
que las leyes tienen que garantizar la igualdad de trato y atención a
cualquier víctima de violencia en el ámbito intrafamiliar, que en estos
momentos quedaban desprotegidas, y veremos cuál es la fórmula para que
eso se haga posible. Pero para nosotros hay un punto de partida
plenamente satisfactorio para que no haya discriminación y para que
cualquier persona en el ámbito de la familia pueda ser protegida y tener
garantizada su seguridad y su bienestar.
Ya hay ‘sorpasso’ al PP, que está en tercera posición real en las encuestas. Vox está ya muy cerca del PSOE»
P.- La ley de Memoria Democrática no está mencionada en los puntos de acuerdo que se han hecho públicos.
R.- No tenemos ninguna duda de que no van a existir
leyes dicriminatorias y que va a existir igualdad en ese aspecto, que es
a lo que nos hemos comprometido, también igualdad en la libertad de
expresión para que cada uno hable de nuestro pasado histórico en los
términos que entienda y sienta.
P.- Con la publicación de este acuerdo se ha organizado la mundial. Adriana Lastra ha dicho que es algo «gravísimo»
y ha acusado al presidente de la Xunta de «abandonar a los demócratas».
María Jesús Montero ha acusado al PP de propiciar que la extrema
derecha vuelva a estar en un gobierno «4o años después» en alusión al
régimen franquista.
R.- En relación con la sobreactuación del Partido
Socialista, que en los términos dialécticos de Yolanda Díaz hace cosas
«chulísimas» con ETA, no tenemos nada más que decir. Un partido
entregado al extremismo golpista, al extremismo de quien ha asesinado a
tantos españoles y al extremismo de izquierdas por la coalición del
Gobierno no puede dar ninguna lección a quienes, desde distintas
posturas sobre cómo es nuestra Constitución, defendemos la legalidad
constitucional, la democracia, el Estado de Derecho, la libertad y la
igualdad de todos los españoles ante la ley en todo el territorio
nacional. Con lo cual nos resbala lo que diga el Partido Socialista.
P.- ¿Y qué le han parecido las palabras de Donald
Tusk, jefe del Partido Popular Europeo, que ha dicho que era «una triste
noticia y «una capitulación» del PP español?
R.- Observamos con distancia y con respeto las
diferencias que tengan en el seno del PP europeo porque Tusk ha dicho lo
contario que Manfred Weber [«No necesitamos lecciones de un presidente
del Gobierno que gobierna con la extrema izquierda y los separatistas.
El PP es la alternativa creíble a la izquierda en España. ¡Feijóo tiene
todo nuestro apoyo!»]. Nosotros deseamos que el PP tenga en el ámbito
nacional y en el europeo una posición unívoca, pero ese es un debate que
Vox no se lo puede resolver.
Por otro lado, sí decimos que es intolerable que dirigentes
extranjeros se entrometan en los pactos que se hacen en una nación
soberana como es España del mismo modo que nosotros no nos metemos en
los pactos que hacen nuestros socios en otros lugares. Por eso no
entiendo que el señor Tusk cometa la imprudencia de decir a sus propios
socios con quién tienen que pactar en España.
P.- Hay muchas personas que están temerosas de que ustedes estén en el gobierno de Castilla y León.
R.- Pues yo me dirijo a ellos con respeto y les pido
que nos observen con tranquilidad, con toda la desconfianza que crean
necesaria porque comprendemos que se nos vea con preocupación habida
cuenta de la gigantesca manipulación que sobre Vox ha habido en la gran
mayoría de los medios de comunicación.
Pero los hechos son tozudos, mucho más que los discursos, y estamos
convencidos de que, cuando pase el tiempo, muchos españoles que han
pensado que Vox era un partido que ponía en riesgo sus libertades o que
era un partido peligroso para la democracia, se quedarán verdaderamente
tranquilos y el discurso de la izquierda y de una parte del centro
derecha quedará totalmente desautorizado.
P.- ¿Están satisfechos con el resultado obtenido?
R.- Sí. Hemos tenido una representación contundente,
equiparable a la que tuvo Ciudadanos en la pasada legislatura en
términos relativos respecto al Partido Popular y no aceptábamos ser ni
más ni menos que Ciudadanos. Queremos que a nuestros votantes se les
trate con el mismo respeto. De verdad, no pretendíamos más. Pero no
íbamos a aceptar menos.
Hemos acudido a las elecciones con un mensaje rotundo y claro: en
cada mitin electoral, y eran mítines multitudinarios que ha podido ver
mucha gente fundamentalmente a través de la redes sociales, decíamos que
los votos de Vox iban a servir para defender los valores de los
votantes de Vox y que nadie nos votase -¡en esos términos nos
expresamos!- para regalarle los votos al PP. Que quien quisiera que le
regalásemos los votos al PP votase al PP.
Nos expresamos con una claridad y una rotundidad poco habitual en los
líderes políticos y en los partidos. Y eso no lo hicimos solamente en
un acto electoral, sino absolutamente en todos los actos electorales de
la campaña.
Por eso nosotros estamos muy tranquilos en relación a lo que quieren nuestros electores.
P.- ¿Y están totalmente de acuerdo con las líneas de actuación pactadas?
R.- Por supuesto. No hubiéramos querido formar un
gobierno si no había un acuerdo de gobierno, unas líneas en defensa de
las cosas que a nosotros nos han preocupado, que hemos defendido durante
esta campaña y que tienen que ver con la despoblación, con la
natalidad, con los servicios en los núcleos rurales, con la
desindustrialización en Castilla y León, con los problemas energéticos
derivados del derribo de centrales térmicas o nucleares en esa tierra y
con los problemas del campo y la competencia desleal con productos
extracomunitarios. Y además con los problemas pequeños para algunos pero
que son muy grandes en cada una de las provincias que han puesto sobre
la mesa las plataformas provinciales, algunas con representación y otras
no. Pero creemos que han demandado la resolución de problemas que son
reales y tienen legitimidad para hacerlo. Y nosotros, si podemos,
también queremos representar a esas personas.
Votar
a Vox o ser representante de Vox es otra cosa. Has tenido que soportar
que te llamen racista, fascista, machista, de ultraderecha y de todo»
P.- Feijóo es el futuro presidente del Partido
Popular. ¿Qué relación espera usted establecer con él respecto de la que
ha mantenido con el anterior presidente Pablo Casado? Porque
recientemente Esteban González Pons aseguró públicamente que Vox era un
partido de ultraderecha y ahora ha dejado de decirlo.
R.- Eso es como cuando Carmen Calvo decía que Pedro
Sánchez no había dicho una cosa porque no la había dicho el presidente
sino Pedro Sánchez cuando no era presidente (se ríe). Bueno, yo voy a
decir lo mismo en cualquier circunstancia. Voy a obviar los
calificativos del señor González Pons. Nosotros continuamos con la mano
tendida al Partido Popular igual que la teníamos al PP de Pablo Casado. Y
lo que esperamos es que la relación entre dos fuerzas políticas que
pueden ser colindantes -pero que tienen planteamientos distintos- sea
una relación cordial y, sobre todo, sea una relación. En estos momentos
no había relación, no había contacto con el Partido Popular como
consecuencia de la decisión del anterior líder del PP, fundamentalmente
en su intervención en la moción de censura [octubre de 2020] en la que
decide romper relaciones con Vox y los contactos que existían entre
nosotros quedan rotos. Yo espero poder tener un diálogo con Alberto Nuñez Feijóo y espero poder llegar a acuerdos en aquellas cosas en las que seamos coincidentes.
Yo no quiero que el señor Feijóo acepte los principios de Vox ni
espero que el señor Feijóo pretenda que nosotros aceptemos los suyos.
Pero que sí que podamos hallar un punto de encuentro para echar a Pedro
Sánchez.
Los ciudadanos dirán si eso ocurre con Vox por delante del PP o con el PP por delante de Vox.
P.- Venga ya…
R.- Le faltan fuentes… (Se ríe). Según nuestras encuestas, en este momento estamos por delante del PP.
P.- ¿Cree usted que los votos que ahora tiene Vox no
son en cierto modo prestados en el sentido de la irritación del votante
del PP con Casado y los demás, pero que probablemente vayan a volver
cuando Nuñez Feijóo se ponga al frente de su partido, que son votos
volanderos?
R.- Yo creo que todos los votos son volanderos y
todos son prestados, también los que tenía antes el Partido Popular que
efectivamente han volado. Podrían volver al PP o a cualquier otra opción
política. Y lo harán si nosotros les traicionamos pero, si no lo
hacemos, nos seguirán apoyando. El votante de Vox es en estos momentos
el votante más satisfecho. En todas las encuestas la fidelidad de voto a
Vox es la mayor de entre todos los partidos políticos, y no tenemos esa
preocupación, la verdad.
P.- ¿Usted cree que los sondeos que tienen ahora…
R.- Cuando hablamos de los sondeos hay que decir de
qué sondeos hablamos. Porque voy a decir que una buena parte de los
sondeos, y voy a evitar poner nombres de empresas demoscópicas,
publicados en los principales medios de comunicación son sondeos
manipulados, son sondeos falsos.
P.- Se entiende que dejamos fuera al CIS.
R.- Sí. Yo hablo de otra cosa porque está el Tezanos
de izquierdas y los Tezanos de derechas, los que publican encuestas en
los principales medios de comunicación nacional. Y lo vimos en Castilla y
León: varias encuestas decían que el PP estaba al borde de la mayoría
absoluta. Yo tenía encuestas también y no era así. El PP estaba en una
posición que era muy parecida a la posición en la que acabó finalmente.
Esas mismas empresas encuestadoras, cuando se acercó la fecha
electoral, dijeron: ojo, que se puede perder la mayoría y la izquierda
podría sumar junto con las plataformas provinciales.
Nosotros teníamos encuestas, las miramos y dijimos: no, la situación
está igual que cuando dijeron que el PP estaba al borde de la mayoría
absoluta. Primero lo tenían al borde de la mayoría absoluta, después lo
dejaron con 29 escaños o 28 y decían que no sumaba. Eso nunca fue real,
siempre fue mentira, pero esas mismas empresas de encuestas, a las ocho
de la tarde del domingo cuando se abren las urnas -¡ah, sorpresa!-,
publican unas encuestas en las que aciertan. ¿Por qué? Porque ese día se
juegan su prestigio. Pero el mes anterior se jugaban otra cosa, se
jugaban sus ingresos y se jugaban la contratación. Y se utilizan
únicamente para ayudar a la movilización del voto.
Esta es una acusación muy grave pero de la que no tengo ninguna duda.
Y digo más: el primer ministro austríaco dimitió por esto, porque se
descubrió un complot, un vez que ya era primer ministro, entre medios de
comunicación, empresas encuestadoras y su propio partido para alterar
los sondeos y crear una sensación de victoria, que finalmente se
produjo. Es la profecía autocumplida.
Las encuestas son muy importantes porque hay personas que deciden su
voto en función de los sondeos. Por eso el PP durante los últimos años
no ha tenido programa. Solo ha tenido una idea, que era la del voto
útil. “Somos los primeros de la fila para echar a Sánchez, por tanto nos
tenéis que votar a nosotros porque, si no, se divide el voto”.
Por suerte, ese mensaje es cada vez más ineficaz.
Es más, en estos momentos ocurre exactamente lo contrario: el Partido
Popular está en tercera posición real en las encuestas, Vox está muy
cerca del Partido Socialista y se ha producido el sorpasso.
P.- ¿Qué me dice, que están ustedes por delante del PP?
R.- Lo afirmo con claridad. Ese sorpasso se
ha producido. En todo caso, la única encuesta que vale es la de las
elecciones. Yo lo que digo es que en estos momentos las encuestas que no
mienten dicen que Vox es el segundo partido de España. Y también digo
que a mí lo que me preocupa es el sorpasso al Partido Socialista, no otra cosa.
Y también afirmamos que nosotros no vamos a apelar al voto útil.
Nunca. Sabemos que hay gente que quiere votar al PP y que no nos puede
votar a nosotros y ha podido sentirse mal con el PP durante las últimas
semanas y había un riesgo serio de que fuera a la abstención. Y eso era
un problema para la alternativa. Yo quiero que esas personas que votan
al PP puedan votarle. O a Ciudadanos. Quiero que cada uno pueda votar al
partido que más coincide con sus planteamientos. Nosotros no vamos a
aprovechar eso nunca, aunque ahora afirme que estamos en una posición de
ventaja para pedir el voto útil.
El
PP durante los últimos años no ha tenido programa. Solo ha tenido una
idea, que era la del voto útil. Pero ese mensaje es cada vez más
ineficaz»
P.- Me deja usted de piedra. ¿Dice que son ustedes segunda fuerza de acuerdo con sus sondeos?
R.- Según nuestros sondeos y según otros sondeos. La
nuestra ha sido una subida sostenida desde la moción de censura que
planteamos contra Pedro Sánchez. Creo que Vox es un partido predecible y
creíble. Un partido con muchas aristas, pero esas aristas son
conocidas, no las ocultamos, las expresamos en nuestros actos. Hablamos
de muchas cosas y sabemos que nuestros electores no están de acuerdo en
todo lo que decimos. Pero también sabemos que agradecen que lo digamos,
que no les ocultemos nada. Vox ha instaurado un modo distinto de
actuación política en España.
Los viejos partidos decían “¿Aquí con qué está de acuerdo todo el
mundo? Pues tres cosas y no hablemos de más». Y hablaban de esas tres
cosas y acababan hablando de la centralidad.
P.- ¿Qué es para usted la centralidad?
R.- Dicen que donde está la mayoría. Y eso lo dicen
los demóscopos. Bueno, muy bien, eso para ellos. La centralidad ¡es la
nada, es la falta de aristas!
P.- ¿Usted opina que la centralidad es la nada?
R.- Bueno, estoy haciendo un poco de caricatura.
Pero es cierto que a veces en la centralidad no hay una idea clara.
Nosotros intentamos dar una idea muy clara de lo que queremos. Y creo
que eso nos hace ser un partido mucho más sólido que otros. Era muy
fácil votar a Ciudadanos. Uno cogía un folleto de Ciudadanos, esos en
los que venían 10 puntos, y decía: “Qué bien, esto está fenomenal, yo
estoy de acuerdo con todo”. Lo que pasa es que lo pensabas dos veces y
decías “bueno, y los del PP piensan eso, y los otros también, y hasta
los de Podemos”. Eso lo pensaba todo el mundo, era un cajón de sastre,
ahí cabía todo el mundo.
El Partido Popular en gran medida ha actuado de esa forma Era cómodo,
era incluso una moda ser de Ciudadanos. Creció muy rápido y se
desplomó.
P.- Bueno, se desplomó por los errores de su líder ¿eh?
R.- Sí, pero también porque cuando se sentaban los
representantes de ese partido y se miraban unos a otros se decían “¿Y
éste que piensa de eso, y éste qué piensa de lo otro?”. Votar a Vox o
ser representante de Vox es otra cosa. Has tenido que soportar que te
llamen racista, fascista, machista, de ultraderecha y de todo.
P.- Pues explíqueme por qué sí, o por qué no, son ustedes de ultraderecha.
R.- Esa es una preocupación que tenéis que resolver
los periodistas o nuestros adversarios y que a nosotros no nos preocupa
nada. Nosotros por supuesto no nos identificamos con esa etiqueta, pero
es que ni siquiera utilizamos una alternativa. No estamos diciendo “Vox
es un partido liberal, Vox es un partido conservador, es un partido
democristiano…”.
P.- ¿Qué es, entonces, Vox?
R.- Vox es un partido que defiende la unidad
nacional, que defiende una profunda reforma del Estado de las
Autonomías, que defiende la propiedad privada, la economía de mercado,
que los recursos públicos se utilicen no para el gasto político sino
para ayudar a las personas más necesitadas, que defiende las fronteras,
que intenta combatir la inmigración ilegal…
A eso que lo llamen como quieran, nosotros no vamos a perder ni un
segundo en defendernos de esa acusación. Porque hay muchos españoles que
serán muy de derechas, otros menos, otros incluso que han votado a la
izquierda y se identifican con ese programa político. No perderemos el
tiempo en combatir las etiquetas que nos ponen nuestros adversarios.
P.- ¿Por qué?
R.- Porque el poco tiempo que tengo para hablar en
la tribuna lo empleo para decirle al señor Sánchez que ha entregado el
Gobierno de España a comunistas, a terroristas y a separatistas. Y no
voy a perder un solo segundo de mi vida y de mi tiempo como líder de
Vox, por un ejercicio de responsabilidad, en defenderme de acusaciones
infundadas.
Nosotros estamos al ataque y estamos para representar a mucha gente
que no tiene representación Por eso vuelvo a lo que decía antes: que el
votante de Vox es un votante muy convencido. En las encuestas es el que
muestra mayor fidelidad de voto porque ha superado muchos estigmas,
muchos insultos. Con lo cual, nosotros nos podemos equivocar, que nos
hemos equivocado, aunque no reconoceré en público en qué nos hemos
equivocado.
P.- Mal hecho.
R.- Bueno, cuando toque. Pero no voy a hacer ahora
un catálogo de las cosas en las que nos hemos equivocado. Pero lo
diremos, creo que es muy importante hacerlo. Pero ninguna de ellas son
cosas que van a hacer que nos desplomemos de la noche a la mañana porque
el votante de Vox se siente representado en muchos órdenes de la vida
por nuestro partido. Siente que Vox es una última esperanza. Se ha
sentido muy engañado, muy traicionado y siente que Vox no sólo hace
planteamientos distintos, sino que tiene un estilo diferente.
P.- El Partido Socialista está encantado pensando
que el pacto de Mañueco con Vox le da la campaña hecha: “El PP ha
pactado con la ultraderecha”, con lo cual piensa que todos los votos de
la izquierda se agruparán en torno a sus siglas.
R.- Si el Partido Socialista piensa eso, se equivoca
porque Vox en el ejercicio del gobierno va a mostrar lo que es: un
partido cabal, que actúa en función de su representación y que
representa los intereses de sus electores sin hacer daño a nadie y sin
perseguir a nadie. Con lo cual el Partido Socialista va a tener un
problema.
El PSOE lleva mucho tiempo aplaudiendo por Vox. Desde que hicimos el
acto de Vistalegre. Todos los medios de comunicación empezaron a hablar
de Vox prácticamente como si fueran entomólogos que habían descubierto
una nueva especie: “Mira cómo se mueve, fíjate cómo es. ¿Y qué hacemos,
hay que aniquilarlo o mejor hacer como que no existe?».
Yo llevo escuchando este debate desde el primer acto de Vistalegre en
el que Vox no tenía representación. Y el otro día se lo dije al
presidente del Gobierno que volvió a llamarnos de todo. Y le dije: “Siga
usted llamándonos ultraderecha o lo que quiera”.
Es lo primero que hizo en cuanto nos presentamos. No teníamos votos.
Pero llegamos a Andalucía y sacamos 12 escaños. Llegaron las elecciones
generales y tuvimos 24 diputados. No se pusieron de acuerdo [para formar
gobierno] y siguieron diciendo que venía la ultraderecha … y 54
diputados. Y en estos momentos estamos en las encuestas por encima del
20% y muy cerca del Partido Socialista.
Con lo cual, yo me alegro de ver al PSOE tan contento… y tan desprevenido.
Porque la verdad es que nos vota mucha gente que había votado antes a
la izquierda. Y nos vota por la unidad de España, por las políticas de
género, hombres que han sido perjudicados por el hecho de que en España
se hayan instaurado tribunales sólo para hombres, porque se haya
acabado con la presunción de inocencia; nos votan muchas personas,
hombres y mujeres del mundo rural que votaban antes a la izquierda y que
hoy ven que las izquierdas no les defienden porque están entregados a
la transición energética, y todas las políticas que proponen les llevan a
ellos a la ruina y a la miseria. Son muchas más las personas que les
votaban a ellos y ahora nos votan a nosotros de las que ellos se pueden
imaginar. Y yo no tengo ninguna duda de que eso va a ir a más.
P.- Andalucía. ¿Cuáles son sus propósitos y sus perspectivas?
R.- Las elecciones se convocarán cuando toque, que
creo que después de lo de Castilla y León no se va a atrever a convocar
anticipadamente. Aunque tampoco descarto que coincidan las andaluzas con
unas elecciones generales. Y creo que en estos momentos Vox tendría una
gran fuerza en Andalucía, una fuerza creciente. Vox, en función de
nuestra campaña y de nuestra candidatura, va a estar en condiciones de
disputarle la primera posición al PP.
P.- Mucho dice usted.
R.- Bueno, en las encuestas de las elecciones
generales ya es así. Solo tenemos que conseguir que lo que los andaluces
votan en las generales lo voten también en las autonómicas.
P.- ¿Me está usted diciendo que es posible que en las elecciones andaluzas le ganen ustedes al Partido Popular?
R.- Sí. En estos momentos según nuestras encuestas
Vox es la primera fuerza política desde hace varios meses y con claridad
en toda la Andalucía costera: Almería Granada, Málaga, Cádiz, en Huelva
unas semanas sí y otras no. En Almería gana incluso al PSOE. En todo
Levante el apoyo a Vox es extraordinario En Murcia es fortísimo.
Yo creo que este Gobierno está en manos de ETA. Ellos le llaman Bildu pero aquí todos conocemos la historia»
P.- Usted y su familia estuvieron amenazados por la
banda terrorista durante años. ¿Qué opina Vox de la política llevada a
cabo por el Gobierno, por el ministro Grande-Marlaska, en lo que se
refiere al acercamiento de presos de ETA a cárceles próximas al País
Vasco y a la progresión de grado que se está concediendo a muchos de
ellos?
R.- En realidad el matiz de la pregunta me parece
pequeño al lado del problema que hay detrás y lo voy a expresar en
términos muy contundentes. Yo creo que este Gobierno está en manos de
ETA. Este Gobierno, en palabras del anterior vicepresidente [Pablo
Iglesias], ha incorporado a ETA “a la dirección del Estado”.
Ellos le llaman Bildu pero aquí todos conocemos la historia. Y yo
observo eso con gigantesca preocupación. Pero este Gobierno no actúa así
repentinamente de la noche a la mañana. El problema que hoy padecemos
viene de la negociación de Zapatero con ETA. Y también del hecho de que
Mariano Rajoy no interrumpió las consecuencias de esa negociación, Y
desde entonces se han venido produciendo los homenajes y los
recibimientos a los terroristas y se ha ido excarcelando a terroristas,
también en la época de Mariano Rajoy.
Hay que recordar que, tras una sentencia del Tribunal Europeo
respecto de un preso, se concluyó que se aplicaba la conocida como
«doctrina Parot» y se aprovechó para excarcelar a todos los terroristas
e, incluso, para disimular, a los violadores más peligrosos. Todo eso es
como consecuencia de un proceso y de un acuerdo que inician líderes del
Partido Socialista de Euskadi con ETA a través de Arnaldo Otegi.
Por tanto, yo no puedo estar más en contra de lo que está pasando.
Creo que el Gobierno de España no debe estar en manos de comunistas
totalitarios, no debe estar en manos de los separatistas que han dado un
golpe a la Constitución y a la unidad nacional y menos aún debe estar
en manos de quienes han asesinado a casi mil compatriotas y han tenido a
España atenazada, muy especialmente a mi tierra vasca, durante décadas.
P.- ¿Usted es eureoescéptico, antieuropeista o no lo es?
R.- Podía usted haber empezado por esa pregunta (se
ríe). No, yo lo que soy es euroexigente. Yo creo en una Unión Europea
que respete la soberanía de los estados nacionales. Y que los estados
nación formen parte de una parte de una institución supranacional en la
que estén cómodos y en la que puedan avanzar conjuntamente sin que nadie
sea llevado a rastras. Esta es nuestra posición. Nosotros creemos que
en estos momentos el mayor adversario de Europa es la actual deriva
federalista de la UE, que no nos ha permitido ni defender las fronteras,
que ha obligado a aceptar cuotas de refugiados que no eran refugiados
sino que eran inmigrantes ilegales lanzados por otros estados, por
ejemplo, por Rusia a través de Bielorrusia contra Polonia.
Yo creo en una UE que defienda sus raíces, que defienda sus valores,
su democracia, sus fronteras y la soberanía de sus estados-nación. Y el
respeto a los jueces de cada país. Esa es la Unión Europea en la que
nosotros creemos.
Eso de que nosotros somos euroescépticos o antieuropeístas, eso es una falacia. Nosotros somos europeos, profundamente europeos.
Ahora bien, la etiqueta “ista” ya es una etiqueta que… Es curioso. Yo
he escuchado al líder del PP recientemente decir que él es autonomista y
europeísta, pero no le he escuchado decir que es españolista. ¿Eso es
negativo?
Lo digo porque, al calor del debate sobre el Estatuto de Cataluña y
al calor de una posible reforma del Estatuto de Galicia, hace unos años
el señor Feijóo dijo que no querían un estatuto españolista. ¿Por qué la
palabra españolista se utiliza despectivamente y las palabras
europeísta y autonomista positivamente?
Nosotros no somos ni economistas ni constitucionalistas ni
“unioneuropeístas”. Yo soy vasco, yo soy español y yo soy europeo. Y
quiero que haya instituciones que funcionen.
Y cuando digo que no somos constitucionalistas no significa que
seamos enemigos de la legalidad constitucional. Al contrario, hemos
acudido al Tribunal Constitucional y acabamos de ganar varios de
nuestros recursos muy importantes que tenían que ver con la vulneración
de derechos y libertades. Por cierto, los hemos ganado a pesar de que
los jueces estaban nombrados por el Partido Popular y por el Partido
Socialista.
¿Por
qué la palabra españolista se utiliza despectivamente y las palabras
europeísta y autonomista positivamente? Yo soy vasco, yo soy español y
yo soy europeo»
P.- Lo cual demuestra que son independientes.
R.- Eso también demuestra hasta qué punto teníamos nosotros razón.
P.- Pero también demuestra lo otro. No me haga trampas (se ríe).
R.- Lo que quiero decir es que nosotros nos
identificamos con nuestra patria chica, con nuestra patria grande y
queremos vivir en un espacio de libertad, de seguridad jurídica y de
legalidad. Hay cosas en la Constitución que no me gustan y lo hemos
dicho en público. Por ejemplo, la configuración territorial del Estado.
Aspiramos a su reforma a través de los mecanismos de reforma de la
Constitución que sabemos que son completísimos y tremendamente
exigentes. Pero no engañamos a nadie, queremos que todos los españoles
sepan dónde tenemos el corazón.
P.- ¿Y qué modelo es el suyo?
R.- Lo hemos expresado con bastante precisión: un
estado unitario, políticamente centralizado, con un único gobierno, con
un único parlamento y con un Tribunal Supremo que sea la última
instancia jurisdiccional en todos los órdenes, incluida una Sala de
Asuntos Constitucionales que dependa del Tribunal Supremo y formada por
jueces de carrera. Ese es nuestro modelo, ese no es un modelo
centralista, es un modelo unitario, administrativamente descentralizado a
través de las provincias.
P.- Como antiguamente.
R.- Como muy recientemente. Lo que había funcionado
en España durante 150 años hasta que las autonomías han venido a poner
todo en solfa, tanto la prosperidad por los gastos que suponen, como la
igualdad en todo el territorio nacional o como las libertades en muchos
casos porque legislan sobre tantas cosas que acaban siendo limitantes
para las libertades, por ejemplo en materia lingüística.
P.- Entonces, ¿qué sentido tiene que hayan ustedes pactado la vicepresidencia del gobierno de Castilla y León?
R.- Porque somos demócratas.
P.- Pero el esquema del Estado autonómico que está vigente les es a ustedes ajeno.
R.- Entonces ¿qué tenemos que hacer, no concurrir a
las elecciones? Eso es lo que sostiene el ex presidente Aznar: ¿»Por qué
Vox quiere participar en el gobierno de las autonomías si está en
contra de las autonomías”?.
P.- Eso, ¿por qué?
R.- ¿Y por qué el señor Aznar involucró en la
dirección del Estado a los partidos nacionalistas que estaban en contra
del Estado y en contra de la nación? Nosotros somos demócratas. Entonces
¿qué hacemos para derrocar las autonomías? ¿Nos echamos a la calle en
manifestaciones, lanzamos cócteles molotov o participamos en las instituciones democráticas e intentamos mantener una mayoría que…?
No
creo que sea bueno blanquear a Sánchez de ninguna manera. El daño que
ha hecho a España y las mentiras que ha perpetrado deben ser pagadas»
P.- ¿Pero están en el gobierno regionalpara trabajar
o para intentar destruir el sistema autonómico desde dentro? Eso sería
muy fuerte.
R.- Nosotros no vamos a las instituciones para
destruir nada, vamos a las instituciones para defender a los ciudadanos.
Ahora bien, somos contrarios a este modelo y vamos a hacer lo posible
por cambiar este modelo. No vamos a poder cambiarlo desde una autonomía
porque la reforma constitucional implica una acción desde las
instituciones nacionales. Lo tenemos muy claro. Pero nosotros no vamos a
renunciar a representar a nuestros votantes. ¿O es que a los votantes
que piensan como nosotros en Castilla y León, que son muchos, no les
tiene que representar nadie? ¿O es que están condenados a votar al
Partido Popular o al Partido Socialista que se han hecho “autonomistas
papanatas” en términos de Unamuno? Aunque Unamuno se refería al
papanatismo europeísta, no a las autonomías.
P.- ¿Se compromete usted a no defender posiciones que resulten inasumibles para el otro partido en caso de un pacto de coalición?
R.- Yo me comprometo a intentar convencer al otro
partido de que está equivocado. Intentar convencerle, ¿eh? Pero yo no
voy a decir nunca lo que planteó Pablo Casado cuando dijo “quien pacte
con nosotros tendrá que aceptar nuestros principios”. Mire, no. Del
mismo modo que yo no pretendo que quien pacte con nosotros tenga que
aceptar los nuestros. Porque una cosa son los principios de cada partido
y un gobierno es otra cosa. Un gobierno es un acuerdo en torno a una
serie de acciones concretas de gobierno. Y lógicamente si nosotros sólo
somos una tercera parte de ese poder, es el caso de Castilla y León,
seremos responsables. Allí no nos vamos a comportar como si tuviéramos
un poder mayor del que tenemos. Queremos formar parte del gobierno
lealmente, no intentando traicionar al presidente del gobierno regional a
la primera de cambio, como le ha pasado al señor Mañueco y como le pasó
a la señora Ayuso con Ciudadanos. Nosotros, si nos comprometemos con un
gobierno, nos comprometemos.
P.- ¿Cree que Feijóo puede mover claramente al electorado en favor del PP?
R.- Lo que creo es que Feijóo puede sacar de la
abstención a votantes muy convencidos del programa del PP pero no a los
votantes que están convencidos del programa de Vox, con lo cual nosotros
no estamos preocupados por la llegada del señor Feijóo.
P.- ¿No cree que vayan ustedes a perder apoyos en función de lo que consiga el presidente gallego?
R.- No.
P.- ¿Y qué le parecería que Alberto Núñez Feijóo alcanzara pactos de Estado con Pedro Sánchez?
R.- (Se ríe) El problema es que igual Feijóo no
tiene esa opción, me parece una quimera que pudieran hacer pactos de
Estado ahora porque Sánchez está apoyado directamente en ETA, en
comunistas extremistas y en separatistas golpistas. Dicho esto, si
Sánchez de repente, por pura ambición personal, por intereses, decide
romper esos pactos y hace un cambio radical, eso solo acreditará una vez
más la falta de escrúpulos y de principios de Sánchez. Pero yo no creo
que sea bueno blanquear a Sánchez de ninguna manera. Creo que el daño
que ha hecho a España y las mentiras que ha perpetrado deben ser
pagadas.
Sobre el rey Juan Carlos: «No se puede juzgar una vida y una trayectoria sólo con una foto fija»
P.- ¿Qué opina sobre la carta que el rey Juan Carlos I ha enviado a su hijo el Rey, según la cual se queda a vivir en Abu Dabi?
R.- Esa es una decisión personal que a mí no me
corresponde valorar. Una vez que la Fiscalía ha archivado la
investigación y que él ha dicho que se establece de manera permanente en
Abu Dabi, pero que viajará a España de manera asidua, yo sólo puedo
decir que me alegro de que el rey de España venga a España cuando quiera
venir.
Dicho esto, a mí no me sorprende absolutamente nada que el presidente del Gobierno haya dicho que el rey tiene que dar explicaciones a los españoles.
Quien tiene que dar explicaciones a los españoles es Pedro Sánchez,
que ha mentido a sus propios electores pactando con separatistas, con
comunistas y con terroristas cuando dijo que no iba a hacerlo. Quien
tiene que dar explicaciones a los españoles es quien hoy gobierna España
y tiene una gigantesca responsabilidad en la falta de soberanía
energética de España y, por lo tanto, en el alza de los precios de todo
tipo de bienes básicos para los españoles en este momento.
Alza en los precios que él quiere camuflar y escudar únicamente en la
guerra de Ucrania cuando sabemos que se estaban produciendo ya desde
hacía mucho tiempo. Me parece que en estos momentos se está utilizando
la figura del rey y esa polémica únicamente como una cortina de humo por
parte del Gobierno y de los grupos que lo apoyan.
P.- ¿Pero usted cree o no que Juan Carlos I ha dilapidado su prestigio con este comportamiento privado?
R.- Yo tengo una responsabilidad como líder político
y no quiero contribuir a un debate que creo que fundamentalmente está
promoviendo el Gobierno. Por lo tanto, no quiero participar en ningún
tipo de juicio sobre la figura del rey y me quiero limitar a agradecer
los servicios prestados a España, a su unidad y a la concordia nacional.
Es de bien nacido el ser agradecido y creo que no se puede juzgar una
vida y una trayectoria sólo con una foto fija.
Fuente :www.elindependiente.com