Dice la RAE, a la que por cierto pertenece el profesor Pérez - Reverte, que profeta es la persona que, por señales o cálculos hechos previamente, conjeturay predice acontecimientos futuros.
En ese trayecto sólo hay dos actitudes razonables. Una es el consuelo analgésico de buscar explicación en la ciencia y la cultura; para, si no impedirlo, que es imposible, al menos comprender por qué todo se va al carajo. Como ese romano al que me gusta imaginar sereno en la ventana de su biblioteca mientras los bárbaros saquean Roma. Pues comprender siempre ayuda a asumir. A soportar.
La otra actitud razonable, creo, es adiestrar a los jóvenes pensando en los hijos y nietos de esos jóvenes. Para que afronten con lucidez, valor, humanidad y sentido común el mundo que viene. Para que se adapten a lo inevitable, conservando lo que puedan de cuanto de bueno deje tras de sí el mundo que se extingue. Dándoles herramientas para vivir en un territorio que durante cierto tiempo será caótico, violento y peligroso. Para que peleen por aquello en lo que crean, o para que se resignen a lo inevitable; pero no por estupidez o mansedumbre, sino por lucidez. Por serenidad intelectual. Que sean lo que quieran o puedan: hagámoslos griegos que piensen, troyanos que luchen, romanos conscientes -llegado el caso- de la digna altivez del suicidio. Hagámoslos supervivientes mestizos, dispuestos a encarar sin complejos el mundo nuevo y mejorarlo; pero no los embauquemos con demagogias baratas y cuentos de Walt Disney. Ya es hora de que en los colegios, en los hogares, en la vida, hablemos a nuestros hijos mirándolos a los ojos.
Sublime, como dije enteriormente. De una gran lucidez. De una gran valentía y también de una gran tristeza, por lo menos para mi, pensando en mis nietos y en mis posibles biznietos. Pero no solamente en los mios, sino en los de toda nuestra nación.
Los tres últimos párrafos responsabilizan no solamente a nuestros hijos. sino a los profesores, a nuestro políticos y a todos nuestros gobernantes.
...pero no los embauquemos con demagogias baratas y cuentos de Walt Disney. Ya es hora de que en los colegios, en los hogares, en la vida, hablemos a nuestros hijos mirándolos a los ojos.
Pasaron 9 años desde que D. Arturo escribió este artículo. Hace 9 años, muy poco tiempo, la situación sociológica y de inseguridad, tanto de España como del resto de Europa, ni por asomo se parecían a la que sufrimos ahora.
Por eso hablo de D. Arturo como un profeta de nuestro tiempo. Hace 9 años ya veía lo que muchos no veían, o viéndolo, nos lo quisieron ocultar y se compadecían y aplaudían a los bárvaros.
Este artículo de D. Arturo Pérez - Reverte, era para mi y para mucha gente un aviso a navegantes. Un aviso para todos aquellos que no se nieguen a oir. Parecía que ya era una profecía a bastante largo plazo, pero en estos últimos años se deterioró tanto la situación de Occidente y sucedieron cosas tan graves, que D. Arturo profundizó en ese artículo de hace 9 años y hace unos días escribió otro artículo sublime, también en el El Semanal XL, que lleva por título ‘Oikofobia’: odiar la casa donde vives.
Puedes leer en este enlace el artículo completo
https://www.zendalibros.com/oikofobia-odiar-la-casa-donde-vives/
Puerta de un colegio en España
Reconozco que desconocía la palabra Oikofobia, pero ya viene explicada en el mismo título del artículo. En principio me llamó la atención el título del artículo pero no me hizo sospechar sobre cual sería su contenido.
Según lei los primeros párrafos ya me dí cuenta que D. Arturo iba a reincidir en aquel artículo de hace 9 años.
Estoy en la terraza de un café de una ciudad del norte de Italia, y en media hora veo pasar a una docena de mujeres musulmanas con el rostro cubierto a excepción de los ojos...y viéndolas pienso en la fría fatalidad de la Historia, en que la transformación geopolítica de Europa viene hoy en patera...La Historia está hecha de civilizaciones colapsadas, y no siempre se tiene el privilegio de asistir al ocaso de una.
No me hizo falta nada más que leer estos primeros párrafos para darme cuenta que D. Arturo iba a hablarnos del colapso de nuestra civilización.
Viene otra Europa, y nada puede hacerse por evitarlo. Quizá nunca se pudo, y sólo ocurre que ahora suenan más fuerte las campanadas del reloj de la Historia.
Viene a mi mente aquellas palabras del artículo de hace nueve años donde nos dice : A ver si nos enteramos de una vez: estas batallas, esta guerra, no se van a ganar.
El multiculturalismo es un cuento chino. La Historia demuestra que unas culturas empujan a otras impregnándose de ellas, pero siempre acaba imponiéndose la más vigorosa, la mejor sostenida por quienes la traen consigo. Y en la Europa actual, la más coherente es el Islam.
Estoy seguro que D. Arturo leyó a Samuel P. Huntington y su libro El Choque de Civilizaciones
Aquí Pérez - Reverte da en el clavo y se enfrenta a lo politicamente correcto cuando dice El Multiculturalismo es un cuento chino. Si cogieramos solamente una frase de este artículo para definir la situació en la que se encuentra Europa y Occidente, sería esta.
En España, pese al ejemplo cercano de Francia, la desidia roza lo criminal. Autoridades de todo signo y color ignoran la realidad de los barrios marginales y lo que se dice en algunas mezquitas. Igual que no aprendieron de Francia, tampoco aprenden de Marruecos, donde buena parte de los imanes potencialmente conflictivos está comprada por el gobierno. Por algo será.
La desidia roza lo criminal dice D. Arturo. Esto es la tremenda realidad. Los españoles nos vemos totalmente abandonados y traicionados por nuestras autoridades.
Europa es el cáncer, gritan, el Islam es la solución. Con vuestra democracia destruiremos vuestra democracia. Etcétera. La palabra la inventaron los griegos: oikofobia, odio a la casa, el lugar donde vives... Digamos lo que quienes deben hacerlo no se atreven: esto no es un debate entre iguales. Esto es Europa. Pertenecemos a una civilización superior en derechos y libertades
Si dices eso que dice D. Arturo, eres un xenófobo, un racista y un fascista. La verdad ya no se puede decir. Solamente lo que ellos dicen que es la verdad. Pues si señores , somos superiores. Nuestra civilización es superior a algo que no es una civilización, sino que es la barbarie.
Pronto los agentes de la seguridad del Estado deberán ser musulmanes para entrar en determinadas zonas, o ir en grupo y armados como ya ocurre en otros lugares de Europa. Lo he visto en París, en Génova, en Marsella.
Terminarán las autoridades de rodillas ante el Islam.
No hay solución posible. Se equivocan los que dicen que no pasa nada y también los que auguran un apocalipsis moruno. Todo está ocurriendo despacio y de modo natural. Es tan sólo la Historia, que gira sus ruedas. Tardará todavía, pues treinta siglos de civilización no los liquida un velo islámico. Es interesante, de todas formas, presenciar el ocaso de un mundo con la lucidez que proporciona la cultura, parecida a un analgésico: no elimina la causa del dolor, pero ayuda a soportarlo. Sin embargo, hay una pregunta que no viviré lo suficiente para ver la respuesta: los emigrantes musulmanes instalados en Europa, al transformarla y hacerla cada vez más suya, conseguirán tal vez escapar de la miseria que dejaron atrás; pero los que huyen del rigor islámico y sus consecuencias, ¿dónde irán a refugiarse cuando toda Europa se haya convertido en una mezquita?