En estos momentos de incertidumbre política y económica , cuando el estado a traves del gobierno y otras instituciones interviene cada vez más en la vida de los individuos , restringiendo su libertad día a día en aras de un supuesto " bien común" , queremos contribuir desde este blog a difundir los principios del liberalismo , cada vez más necesarios para conservar la libertad y la iniciativa como ciudadanos.

viernes, 23 de diciembre de 2011

A por Federico - César Vidal

No exagero diciendo que El linchamiento es un libro importante. Confieso que tuve sensaciones diversas mientras lo leía: me reí a carcajadas, sentí ganas de vomitar, incluso lloré... de rabia y de pesar. Me llevó incluso a recuperar el recuerdo de episodios que, piadosamente, mi memoria había borrado.

Ésta es una obra magnífica, documentada, sólida y muy bien escrita. Casi me atrevería a decir que constituye una auténtica Comedia humana de la España de los últimos años. Es en esta España, sí, sometida a un cambio no deseado y hurtado a la voluntad popular, donde se engrana la acción de El linchamiento, porque cuando se ha decidido llevar a cabo un plan de semejante envergadura hay que acabar con quien se enfrente con él.

Tucídides ya dejó de manifiesto lo difícil que era saber cuándo empezaba una guerra. Creo que lo mismo sucede aquí. Se podría decir que el linchamiento comenzó cuando el Rey, en el curso de una cena, manifestó su malestar con Federico. Como diría Esperanza Aguirre, si se hubiera tratado de Iñaki Gabilondo, el Rey lo hubiera invitado a comer. Era Federico y los medios se apresuraron a repetirlo.

Se podría decir que el linchamiento se gestó cuando la COPE se convirtió, con Federico a la cabeza, en lo que el hispanista Stanley G. Payne definió como la única oposición a ZP tras el 11-M. Se podría decir que el linchamiento se fue decantando a medida que personas relevantes, muy relevantes, de la Administración socialista se lo solicitaron a algunos obispos, por supuesto no de manera gratuita. Y se podría decir que el linchamiento se sentenció en aquel congreso del PP en Valencia en que Mariano Rajoy anunció que en su partido no había lugar para los liberales.

Yo, la deformación del historiador profesional me obliga a ello, creo, como haría Tucídides, que, en realidad, el linchamiento se convirtió en una acción inevitable desde el mismo día en que se gestó un plan para alterar el curso del sistema constitucional vigente a fin de cambiarlo por otro que favorecería a minorías agresivas y despiadadas, terroristas incluidos. Ese plan tuvo uno de sus momentos culminantes en los atentados del 11-M, manipulados por las izquierdas y los nacionalistas para cambiar el resultado de las elecciones y que llevaron al poder a ZP.

Durante la primera legislatura de ZP, los ataques contra Federico y otras personas fueron terribles, pero en su mayoría se trató de embestidas frontales que procedían de aquellos que podría darse por supuesto eran adversarios. Sin embargo, la segunda victoria electoral de ZP provocó cambios incluso en aquellos que, por definición, debían oponerse a lo que estaba sucediendo en España.

Hasta entonces los ataques habían venido de la izquierda y de los nacionalistas, que, por ejemplo, llegaron a crear en Cataluña un comité cuya finalidad real era impedir la difusión de los programas de COPE. Cómo sería de claro su objetivo que el primer informe que emitió estuvo dirigido única y exclusivamente a atacar a La Mañana, que dirigía Federico Jiménez Losantos, y a La Linterna, cuyo director era a la sazón un servidor de ustedes.

Sin embargo, tras aquella segunda victoria electoral, el PP de Rajoy cambió, y también lo hicieron –justo es decirlo– la Conferencia Episcopal y la dirección de COPE; dirección de COPE, por cierto, que, a tenor del último EGM, si hubiera tenido en sus manos el destino de España la habría dejado peor que ZP, que ya es decir. Baste decir que ZP y sus cuates, a pesar de su dañina gestión, jamás aniquilaron ni de lejos el 70% de la capacidad productiva del país, que fue lo que hizo precisamente la dirección de COPE cuando despidió a Federico.

Federico –que había sido casi idolatrado, al que invitaban a comer los obispos (soy testigo: lo acompañé en alguna de esas comidas), al que los comerciales agradecían los incomparables resultados económicos (entonces lo eran sin los periodistas de deportes de la SER), al que no pocos periodistas y anejos pedían entrar en sus tertulias– se convirtió en blanco de las calumnias y las insidias, los ataques y los navajazos, las querellas y las amenazas de todos.

No sólo es que el PSOE y los nacionalistas arremetieran contra él. Insisto: eso se daba por supuesto. También lo hizo el sector de la policía más afectado por las investigaciones del 11-M (presumiblemente, algunos se sentarán en breve en el banquillo), el sector del PP más ambicioso y menos convencido ideológicamente (¿o acaso alguien conoce las convicciones ideológicas de Gallardón?) y, al fin y a la postre, la propia gente de COPE y personajes nada carentes de importancia de la Conferencia Episcopal. En este último caso, sólo un ejercicio disciplinado de caridad me impide entrar en detalles, porque pocas, muy pocas veces he sido testigo de tanta ingratitud y cicatería con alguien del que sólo se habían recibido beneficios. Baste decir que los que se mostraron año tras año ridícula y miserablemente mezquinos a la hora de renovar los contratos de Federico en COPE no tardaron en suscribir uno por una duración de tres años –algo que nunca tuvo Federico– con un director de La Mañana que apenas ha alcanzado la mitad de la audiencia que en su día tuvo aquél.

Quizá el único consuelo es que, en todos y cada uno de los casos, los que así actuaron recibieron más de treinta monedas de plata... siquiera por la inflación.

Cualquiera que repase las jugosas páginas de este libro verá con transparente y cristalina claridad que al olor de la sangre acudieron no pocos; entre ellos hubo algún pseudo-exorcista (subrayo lo de pseudo porque no he podido comprobar que ninguna autoridad eclesial le haya encomendado tan delicado encargo), algún sacerdote decidido a hacer carrera y que acabó iniciando un procedimiento legal contra unos humoristas simplemente porque habían aparecido unas fotos en internet donde se divertía en una piscina con unos jovencitos –fotos totalmente inocentes, quiero insistir en ello– y buena parte de los que debían sus salarios y sus pluses al trabajo de Federico y a la audiencia que tenía, o que, simplemente, se sentían desairados porque no les había franqueado la puerta de COPE.

Recuerdo haber vivido aquellos años en un estado de guerra encarnizado y, por encima de todo, constante, en el que los peores ataques no nos venían de frente sino por la espalda. Las anécdotas son numerosas y Federico cuenta no pocas aquí. Yo recuerdo alguna en especial, como cuando, tras anunciarse que echaban a Federico, me apresuré a manifestar desde los micrófonos que me parecía un disparate. Se produjo entonces un episodio que no es conocido y en el que me vi presionado por uno de los directivos de la casa de una manera que nunca hubiera podido imaginar. En cualquiera de los casos, no lo sientan ustedes por el personaje. Abandonó sus funciones llevándose una indemnización extraordinaria, a diferencia de lo que sucedió con Federico o conmigo, que nunca recibimos un euro en ese sentido.

Resumiendo: al final, los adversarios eran muchos y sólo podíamos aspirar a ser derrotados con honor; derrotados, pero ni vencidos ni eliminados. Por el contrario, estábamos dispuestos a seguir dando la batalla desde un nuevo medio, que recibió el nombre de esRadio.

Me consta que cuando comenzamos esRadio la mayoría nos daba por amortizados, así me lo señaló un importante personaje de los medios de comunicación, que, no obstante, me hizo saber que aquella apreciación era errónea... y me recomendaba invertir en esRadio porque tenía futuro. Incluso se ofreció a prestarme dinero con ese fin... No lo acepté, pero la anécdota indica hasta qué punto había gente que sabía que no estábamos liquidados.

Por fin, el 7 a las 7 comenzaba esRadio. Allí estaba Federico, por supuesto; el equipo de Libertad Digital, con Javier Rubio, Javier Somalo y Dieter Brandau, entre otros; Isabel y Rosana; Luis Herrero, que, pasada su etapa de eurodiputado, regresaba felizmente a los medios, y, como no podía ser menos, un servidor de ustedes.

Muchos, muchísimos habían decidido –¡han decidido!– entregar España a un propósito maligno simplemente porque de ello dependían y dependen su medro y sus intereses personales. Sinceramente, daba igual que llevaran al cinto una pistola, un escaño, una columna o un crucifijo. Nosotros, sin embargo, teníamos otro compromiso: el de defender España y la libertad. En eso estábamos, en eso seguimos y, Dios mediante, seguiremos.

Para finalizar esta reseña, quisiera dar las gracias a todos los que nos han perseguido y calumniado, a todos los que se han querellado contra nosotros y han buscado nuestra extinción.

Tendrán que permitirme que les cuente una historia para que comprendan el por qué de mi agradecimiento.

Cuando los envidiosos hijos del patriarca Jacob decidieron vender a su hermano José a unos mercaderes que se encaminaban a Egipto, soñaron con haber eliminado de manera definitiva a alguien al que injustamente odiaban; simplemente porque era mejor que ellos. Sin embargo, Dios, en su sabia Providencia, hizo que aquella acción, perversa e inicua como pocas, se convirtiera en la antesala del triunfo de José, que acabó siendo visir del faraón y viéndose precedido por un siervo que gritaba "Abrek Abrek" para que le dejaran paso. Me han dicho que lo mismo sucede hoy en día con algún asesor de Gallardón, pero no he podido contrastar el dato. En cualquier caso, y por volver a la historia, no me cabe duda de que sin nuestros enemigos, sin los enemigos sobre todo de Federico que nos echaron de COPE, nunca habríamos podido crear esRadio, que, a día de hoy, es la radio más libre de España. Tampoco se habría podido escribir este libro extraordinario que debemos a Federico Jiménez Losantos.

Creo yo que son dos motivos más que suficientes para estarles agradecidos.

NOTA: Este texto está basado en la presentación que de EL LINCHAMIENTO hizo CÉSAR VIDAL en la presentación del libro, celebrada el pasado día 1 en un hotel de Madrid.

FEDERICO JIMÉNEZ LOSANTOS: EL LINCHAMIENTO. La Esfera (Madrid), 2011, 656 páginas.

Fuente:libertaddigital.com

jueves, 22 de diciembre de 2011

España, plataforma para saudíes e iraníes - GEES

La inauguración de sendas cadenas de televisión por satélite en español, una iraní y otra saudí, implica que España e Iberoamérica van a ser “bombardeadas” con las diatribas político-religiosas de ambos países en nuestra lengua.

La inauguración de sendas cadenas de televisión por satélite en español, una iraní, el 21 de diciembre, y otra saudí, el 1 de enero, implica no sólo que España e Iberoamérica van a ser "bombardeadas" con las diatribas político-religiosas de ambos países en nuestra lengua, sino que lo más pernicioso de sus doctrinas va a irradiarse en ambos lugares. Para algunos simplistas, más cadenas y más puntos de vista implican más libertad, pero para los mejor informados significa más radicalismo para más destinatarios.

Comenzando por la iraní, Hispan TV, que es la de proyección más reducida por su carácter persa y shií, lo que no significa que su lanzamiento no sea potencialmente pernicioso. Ahí está el precedente de Al Manar, la combativa cadena del Partido de Dios (Hizbollah) libanés, a la que ya han puesto freno algunos países europeos. Ahora que declaraciones recogidas por el diario El Universal de Caracas del Presidente Obama indican que EEUU vigila la proyección iraní en Iberoamérica, los servicios estadounidenses tendrán que pensar en cómo contrarrestar los efectos de esta nueva herramienta.

Pero centrándonos en el caso saudí, es sin duda el más peligroso por la capacidad de irradiación de esta potencia emergente. Que lo es financiera, pero también, y sobre todo, propagandística del nefasto salafismo, y el liderazgo del jeque Abdulaziz Al Fawzan en la cadena debería de preocuparnos a todos. A través del satélite Hispasat la maliciosamente bautizada como "Córdoba Televisión" –de nuevo el uso de referencias históricas manipuladas, como hace AQMI con Al Ándalus– va a emitir contenidos de todo tipo pasándolos por el prisma del salafismo, ideología en boga como vemos entre nuestros vecinos (egipcios, marroquíes, tunecinos, etc). Y que no hace sino radicalizar a esos islamistas "moderados" que comienzan a ganar elecciones. La Fundación para el Mensaje del Islam que dirige el susodicho jeque no es una herramienta inocente de propagación religiosa, sino un instrumento para vender el modelo saudí en momentos en los que el faro iluminador del Islam más ortodoxo se encuentra empeñado en una campaña de expansión global, desde Afganistán a Libia y el resto del Magreb, pasando por Yemen, Turquía, Líbano o Siria, entre otros muchos destinos.

La inmigración musulmana en suelo occidental, particularmente en Europa donde desde el enfermizo análisis salafista reina la impiedad y la depravación, ha sido tradicionalmente objetivo prioritario para tan puritana visión, y ahora gracias a "Córdoba Televisión" lo va a ser la instalada en suelo español e iberoamericano. Lograr conversiones es también su objetivo, sobre todo en tiempos de crisis de valores como los actuales, pero peor aún es la politización en momentos en los que la marea islamista se expande por la cornisa norteafricana y se prepara para su gran ofensiva en Argelia, aprovechando el adelanto de las elecciones generales y municipales y el papel estimulador de no pocos irresponsables occidentales que quieren ver, también ahí, triunfar a los "barbudos" para que se confirmen sus delirantes teorías sobre el islamismo como verdadero, y autóctono, motor de cambio.

GEES, Grupo de Estudios Estratégicos.
Fuente:libertaddigital.com

martes, 13 de diciembre de 2011

¿Es que en Génova 13 no saben sumar? - Roberto Centeno

Roberto Centeno 12/12/2011 06:00h

Hace unos días, un irritado Bernanke decía que los analistas de Bloomberg no saben sumar, por unas estimaciones de la agencia que, según el presidente de la FED, no se correspondían con la realidad. Igualmente, cualquier persona informada podría preguntarse hoy si en Génova 13 saben sumar o si, embriagados en la humareda de incienso, se enteran de qué está pasando. El PP está infravalorando peligrosamente la urgencia y la situación de desastre total que empeora cada día.

Los indicadores adelantados manufactureros y de servicios (más del 85% del PIB) predicen, como publicaba el viernes en este diario Juan Carlos Barba, una enorme recesión para el segundo y tercer trimestre de 2012, tan grave que la economía española podría estar cayendo entre el 8 y el 10% a finales de ese año, con los consiguientes efectos devastadores sobre el empleo.

Según augura JP Morgan, utilizando la denominada Ley de Okun - relación entre variación PIB y tasa de paro, una herramienta de cálculo muy precisa-, el paro en España subirá en un millón de personas en 2012, para situarse en el 27% al final del ejercicio. Y, mientras tanto, Rajoy mantiene en secreto sus planes, si es que tiene planes del nivel necesario para frenar tamaño desastre, y solo parece decidido a expoliar a los españoles con el banco malo, robando el dinero de la gente honrada para regalárselo a unos irresponsables que deberían ser procesados.

Pero, sobre todo, es un escándalo que las AAPP -el corazón de nuestra ruina-, mayoritariamente gobernadas por el PP desde hace siete meses, no solo siguen gastando mucho más de lo que ingresan, es que prevén seguir haciéndolo durante toda la legislatura, sin que ni Rajoy ni sus colaboradores, ocupados a tiempo completo en apuñalarse unos a otros para conseguir un ministerio o una canonjía, hayan diseñado y puesto en marcha un plan de acción conjunto y coordinado de reducción de gasto. Cada uno va completamente a su aire. Para comprenderlo, nada mejor que ilustrarlo con un ejemplo microeconómico de cómo entienden los nuevos gestores del PP eso de la austeridad y los compromisos de deuda.

El ejemplo de Castilla-La Mancha

El ejemplo saltó la semana pasada a las noticias y se refiere a Castilla-La Mancha, la punta de lanza, la auténtica Panzerdivision de la austeridad gobernada por María Dolores de Cospedal. El flamante nuevo director de la TV local, Nacho Villa, que en la COPE hundió la audiencia hasta el nivel de cierre de la cadena pero que, hábil en otros menesteres, consiguió un hada madrina que le salvó del paro y del ostracismo, sale en los medios para denunciar muy serio y armado de papeles la golfería de sus predecesores. Pagaban tanto a fulana, lo otro al jardinero, no sé cuánto a uno que ni aparecía, los programas costaban un ojo de la cara, los daban a dedo a sus amiguetes y se forraban con ello...

Sin embargo, a la vez que denuncia el despilfarro anterior, Villa abre corresponsalías en Hong Kong, Washington, Sao Paulo y Bruselas. Sin inmutarse, se concede algo que no pueden permitirse ni Antena 3 ni Tele 5. La pregunta es cómo, en una CCAA cuyo déficit superará en 2011 en siete veces el límite permitido, se atreven a tales lujos en vez de cerrar una televisión innecesaria.

Para seguir con la burla, ahora van a vender los coches de alta gama viejos y comprar coches de gama inferior nuevos, una operación que cuesta el doble que mantener los ya existentes. La opción de prescindir completamente de coches oficiales ni se plantea. Ni en Castilla La Mancha ni en ningún otro sitio. Antes se recortan gastos en Educación, en Sanidad o se hunde España que ellos renunciar a sus privilegios. ¿De cuántos coches oficiales dispone el gobernador de California o el de Texas o el alcalde de Nueva York? De ninguno.

El agujero en C-LM a fin de año será del 9,7% del PIB pero gastar solo lo que se ingresa, el déficit cero, ni se plantea en toda la legislatura. Solo cabe endeudarse más y más cada año con aval del Estado, es decir, con la ayuda de Rajoy

En agosto, Cospedal hablaba de ahorrar 1.815 millones entre 2011 y 2012 gracias al “mayor recorte del gasto de la Historia de España” sin explicar cómo se iba a aplicar tal recorte. Desde entonces, el déficit no ha parado de crecer. Siete meses después (se lo han tomado con calma), comienzan a concretar: ajuste de 350 millones con recortes de salarios y servicios públicos. Cabe añadir, “¿y los casi 1.500 que faltan, para cuándo?, ¿para el día del Juicio?”

El agujero a fin de año será del 9,7% del PIB pero gastar solo lo que se ingresa, el déficit cero, ni se plantea en toda la legislatura. Solo cabe endeudarse más y más cada año con aval del Estado, es decir, con la ayuda de Rajoy. Y esto no es la excepción, es la regla, multiplicada por 17 en las CCAA y por miles en los Ayuntamientos con diez veces más personal y veinte veces más gasto que en los años 60.

Un despropósito de país

Por ello, la pregunta es ¿acaso en Génova 13 nadie sabe sumar? España ya está quebrada. En primer lugar, porque en 2012 necesitamos entre refinanciaciones y endeudamiento nuevo 500.000 millones de euros (1) -440.000 vencimientos de deuda; 120.000 millones deuda del Estado; 80.000 deuda autonómica; 120.000 bancos y 100.000 empresas no financieras- más lo que las AAPP planean gastar de más en el año, unos 60.000 millones, unas necesidades de financiación totales equivalentes al 50% del PIB en un solo año, algo imposible para cualquier país del planeta.

En segundo lugar, porque la deuda total supera el 300% del PIB, un tercio de la cual es al exterior, y eso jamás se podrá devolver. Tercero, porque la carga de la deuda es ya inasumible, España esta pagando tipos de interés más altos que Grecia o que Portugal, algo increíble y que arruinará el país para varias generaciones.

En cuarto lugar, porque los mercados se nos han cerrado y nadie nos presta dinero ya, solo las compras masivas de deuda del BCE nos permiten sobrevivir. Quinto, porque los ingresos fiscales se han desplomado -un 23 % los del Estado- y la Seguridad Social ingresa menos de lo que paga desde principios de año. En sexto lugar, porque la economía está cayendo alrededor del 4% real, si se mide por indicadores independientes, el paro sigue creciendo en miles de personas diarias y todos los indicadores adelantados, como explicaba al principio, muestran para 2012 un desastre económico sin precedentes. Y así las cosas, Rajoy, cada día más encantado de haberse conocido, se fuma un puro y se relaja con los baños de incienso diarios.

El viernes nos contaba Carlos Sánchez, que nos tiene al día como nadie en España de la situación cuantitativa real, que la deuda del conjunto de las AAPP a junio ascendía según el BdE a 863.826 millones de euros –no confundir con deuda computable a efectos de la eurozona, que es la que nos cuentan los políticos–. Pero ¿y lo no contabilizado? A tenor de lo encontrado precisamente en junio tras los cambios de Gobierno y no incluida en esa cifra, más las AAPP que no cambiaron pero que ocultan igual o más, no menos de 100.000 millones adicionales, y si se compara con el PIB real, no el oficial, eso es casi el 100% de la riqueza nacional. Una salvajada imposible de devolver. Y como dice Carlos Sánchez para que la gente lo entienda mejor, entre 2008 y 2011 la deuda pública se viene incrementando10.000 millones mes y el paro, en 60.000 personas también al mes, no solo por el hundimiento de la economía, también porque los empresarios a la espera de la reforma laboral, que nadie ha explicado en que va a consistir, no contratan a nadie.

Y mientras tanto, D. Mariano disfrutando días de vino y rosas. Presidente de facto agasajado por todos y sin responsabilidad alguna, porque ha decidido no tomarse ninguna, ni siquiera en las CCAA y Ayuntamientos donde gobierna, aunque muchas estén al borde de la suspensión de pagos. Da la impresión de que al líder del PP le encantaría mantener el “statu quo” actual de dolcefarniente durante el resto de la legislatura. No es de extrañar que la periodista económica mas influyente del mundo, la británica GillianTett, directora del Financial Times en EEEUU afirme, “espero que España se este preparando para volver a la peseta”, porque realmente esto ya no es un país, es un despropósito absoluto por culpa de una casta política irresponsable, egoísta, incompetente y venal, de una magnitud jamás conocida, y todo ello en nuestra hora mas crítica.

(1) Estas cifras las he ido variado cada semana al alza a las vista de los nuevos datos que van apareciendo, sobre todo de vencimientos de deuda.
Fuente:cotizalia.com

miércoles, 7 de diciembre de 2011

No al 'banco malo' - Juan Ramón Rallo

Del programa económico de Rajoy sabemos poco o nada, salvo, según se ha filtrado, que pretende crear un banco malo. Es decir, otro banco malo, pues al parecer el sistema financiero español debe de estar plagado de ellos.

¿Y qué es eso del banco malo? Básicamente, el Gobierno de España emite deuda pública y compra a nuestras entidades todas sus malas inversiones, que pasan a ser acumuladas en un vehículo de inversión denominado banco malo.

Presuntamente, y según se nos cuenta, la adquisición se efectuaría con un importante descuento con respecto al valor real, de manera que a largo plazo los contribuyentes podrían incluso salir ganando. Por ejemplo: si unos promotores deben a una caja 100 millones de euros y el Estado adquiere ese préstamo a cambio de 70 millones, el Gobierno podría terminar embolsándose al cabo de unos años unos beneficios de 30 millones. Fantástico, ¿no? Pues no tanto. Pregúntese por qué, si estamos ante una indudable ganga, la caja de marras está deseosa de desprenderse del préstamo incluso con un descuento del 30% y, sobre todo, por qué ningún inversor, salvo el Estado, está dispuesto a comprar.

¿Tal vez sea, no sé, porque en realidad no se trata de ninguna ganga? Suponga que, como no sería de extrañar, los promotores impagan sus deudas y la caja sólo puede cobrar con el suelo que adquirieron esos promotores y que hoy, vaya por dónde, sólo tiene un valor de 10 millones. Resultado final de la operación: el Estado ha pagado 70 millones por un cubo de basura que sólo vale 10. ¿Y quién se ha agenciado la diferencia de 60 millones? Claramente, la caja que invirtió donde no tenía que invertir y que ha sido capaz de convencer a los políticos para que compren a precios inflados sus activos tóxicos.

Al final, pues, el banco malo sólo es un mecanismo para redistribuir la riqueza del país desde los contribuyentes hacia los accionistas, directivos, trabajadores y acreedores de las entidades financieras. En Irlanda, los contribuyentes han tenido que aportar 50.000 millones de euros (más del 30% de su PIB) y, de momento, el vehículo acumula unas pérdidas superiores a los 1.100 millones; es decir, ganancias... más bien pocas. Es de pura lógica: si el único dispuesto a comprar esos activos a precios tan desorbitados es el Estado, será que los activos no valen lo que el Gobierno va a pagar por ellos; será que todo es un opaco artilugio montado para transferir dinero desde el bolsillo del contribuyente a las cuentas de resultados del sector financiero.

Los habrá que, con algo de razón, argumenten que en estos momentos el mercado se encuentra demasiado revuelto como para asignar valoraciones realistas a los activos de los bancos; no es que muchas entidades no quieran sanear sus balances vendiendo sus préstamos basura a un importante descuento, sino que, si lo hicieran ahora, el precio al que podrían colocar sus activos sería tan injustificadamente bajo que quebrarían de inmediato. Dicho de otro modo, el único agente capaz de mantener la cabeza fría en estos momentos de tribulación es el Gobierno, quien, lejos de dejarse llevar por un precio de los activos irracional, es capaz de calcular su auténtico valor a largo plazo y sanear nuestro sistema financiero.

El razonamiento, como todos los realmente tramposos, tiene su pizca de verdad. En efecto, en momentos como los actuales muchos inversores, salvo aquellos con una visión más largoplacista, no tienen demasiadas ganas de seguir cargando sus balances de activos arriesgados a largo plazo, sino que, dada la incertidumbre, prefieren mantenerse tan líquidos como les sea posible. Con todo, me limitaré a efectuar dos preguntas: ¿cuánto tiempo ha pasado desde que comenzó la crisis financiera? Si bien es una cuestión controvertida, todos coincidiremos en que, en octubre de 2008, tras la quiebra de Lehman Brothers, la crisis ya había estallado, de modo que, como mínimo, han transcurrido tres años. Segunda pregunta: en estos tres años, ¿los bancos y cajas españoles no han disfrutado de un solo momento de calma para enajenar sus activos a precios realistas?

Es evidente que sí, de forma que sólo cabe colegir que si no lo han hecho ha sido por no reconocer su auténtico valor sobre sus balances; y si no quieren contarnos la verdad es porque, en tal caso, quebrarían. Es obvio que el banco malo que planea Rajoy no comprará los activos de bancos y cajas a unos precios tan bajos como para provocar la bancarrota de los mismos, por lo que el Gobierno del PP, si es que sigue adelante con este bárbaro proyecto, necesariamente pagará unos precios artificialmente altos. Es decir, el Gobierno del PP esquilmará todavía más al contribuyente para dejar limpios de polvo y paja los balances de unas cajas y unos bancos contaminados por su propio proceder.

¿Existe alternativa a este despropósito? Sí, y no me refiero a dejar quebrar sin más a las entidades financieras, ya que, por desgracia, y como consecuencia del abandono del patrón oro, los medios de pago de nuestras sociedades son en su práctica totalidad depósitos bancarios, de modo que su bancarrota ocasionaría un colapso total del sistema. La alternativa justa y pragmática pasa por no rescatar a las entidades con el dinero de los contribuyentes, sino con el de los acreedores.

Una empresa está quebrada cuando el valor de sus activos es menor al de sus pasivos. En tal caso, los acreedores no pueden recuperar todo lo que han prestado por la simple realización de sus activos. Pero, como es lógico, esa misma empresa puede salir de la situación concursal convirtiendo en acciones parte del dinero que adeuda a sus acreedores. Por ejemplo, si una empresa tiene activos valorados en 95 euros y deudas por 100 euros, podría pagar 10 euros de los que debe a sus acreedores entregándoles acciones con un valor nominal de 5: la compañía estaría así inmediatamente recapitalizada (debería 90 euros y tendría 5 euros de patrimonio neto). La operación está a la orden del día en el mundo mercantil y se conoce como capitalización de deuda.

Según se ha filtrado, el PP pretende inyectar hasta 150.000 millones de euros de los contribuyentes en el sistema financiero mediante la argucia del banco malo. Pues bien, bastaría con que convirtiéramos en acciones la deuda basura de nuestras entidades financieras, un 20% de su deuda garantizada y un 5% de las imposiciones a plazo fijo (a saber, que los pagos de intereses de uno o de dos años no se efectuaran en dinero, sino en acciones), para que el sistema financiero español se recapitalizara en cerca de 200.000 millones. Todo sin meter un solo euro del contribuyente y redistribuyendo los derechos de propiedad sobre los activos bancarios de una manera absolutamente justa: no han de hacerse cargo los contribuyentes, que como contribuyentes nada tienen que ver con las entidades, sino los acreedores (aquellas personas que confiaron lo suficiente en la entidad como para prestarle su dinero). Por supuesto, estamos hablando de valores medios para el conjunto del sistema financiero, de modo que, para las entidades más insolventes, la conversión sería mayor, pero tiene todo el sentido del mundo que la penalización (el intercambio de deuda en acciones con un valor fluctuante) sea creciente según el tamaño del pufo.

Con lo cual, ¿por qué no utilizar este esquema para el sector financiero español? ¿Por qué incrementar todavía más la deuda de nuestro sector público en unos momentos en que deberíamos estar reduciéndola? ¿Por qué cargar sobre las espaldas de unos contribuyentes que tienen sus propios problemas de deuda privada el coste de los errores ajenos? Es difícil de decir, probablemente sea una mezcla de miopía política, escaso respeto a la propiedad privada y pusilanimidad a la hora de enfrentarse a ciertas oligarquías económicas. Sin embargo, en mi opinión existe otra poderosa razón para que los populares ni siquiera estén considerando esta opción: Alemania.

Los españoles debemos casi 200.000 millones de euros a los bancos alemanes, en gran medida por los préstamos que nos hicieron para financiar la burbuja inmobiliaria. Si parte de la deuda de bancos y cajas se convirtiera en acciones, los bancos alemanes, en lugar de cobrar religiosamente cada euro adeudado, pasarían a ser propietarios de unas entidades financieras que probablemente no tengan ningún interés en poseer. Tres cuartos de lo mismo sucedió con Irlanda, cuyos ciudadanos y empresas debían 140.000 millones a los bancos alemanes: como es sabido, su Gobierno fue conminado a crear un banco malo.

En general, soy del todo comprensivo con las quejas y reivindicaciones de los alemanes. Nos prestaron un dinero que quieren recuperar y nosotros, si es que somos responsables, deberíamos hacer todo lo que esté en nuestras manos para devolvérselo. Pero Alemania también debería ser consciente de que no será posible que le repaguemos todo cuanto le adeudamos a menos que nos lo refinancie durante bastante tiempo o –y esta es su opción preferida– que socialicemos las pérdidas. El primer camino queda a su discreción (la capitalización de deudas sería una manera de refinanciarnos); el segundo queda a la nuestra... y deberíamos negarnos en rotundo. No se trata de argentinizarnos y mandarles orgullosos a hacer gárgaras, sino de que asuman su responsabilidad a la hora de comerse parte del agujero que contribuyeron a crear: si es injusto y contraproducente que el contribuyente alemán cubra los despilfarros de los políticos españoles –motivo por el cual los políticos españoles deberían ajustar de inmediato ingresos y gastos–, también lo es que el contribuyente español cubra los errores de los banqueros españoles... y alemanes.

Dicen que Rajoy concederá casi tanta importancia a la política exterior como a la económica a la hora de lograr la recuperación. La ocurrencia me parece disparatada, pues no se trata de que vengan a salvarnos desde fuera, sino de que volvamos a generar riqueza desde dentro. Pero el gallego sí tiene algo muy importante que negociar, o, al menos, algo muy importante por lo que plantarse: el banco malo sería una pésima idea, por mucho que interesadamente la defiendan parte de los banqueros de aquí y los políticos de allí.

juanramonrallo.com

Fuente:libertaddigital.com

En defensa del copago - Mónica Mullor

El sistema sanitario español es financieramente insostenible. Se nos hace creer que aquí no pasa nada, a pesar de la crisis, y que podemos ir al médico las veces que queramos y por lo que sea sin que nos suponga el menor coste directo.

Los partidos mayoritarios y los sindicatos combaten al unísono el copago, como si fuera una perfidia atroz, pero se cuidan de decir a la gente que nuestro sistema no obtiene buenos resultados justamente porque conduce a un mal uso de unos recursos cada vez más escasos.

La escasez de recursos y la cada vez mayor demanda son algunos de los retos que tiene que afrontar el sistema sanitario. A este respecto, la sanidad –al igual que la educación– es y debe ser un objetivo nacional y concitar acuerdos básicos, que involucren a la población.

El sistema se encuentra en estado crítico debido a que en los años de crecimiento económico el gasto sanitario aumentaba más rápidamente que el PIB; gasto que luego no ha podido ser contenido porque nadie se atreve a pinchar la burbuja de ilusiones creadas en torno a una amplia oferta de acceso ilimitado. En 2002, ese gasto era del 5,2% del PIB, mientras que en 2008 alcanzó el 6,5%. Ante la caída de los ingresos públicos como consecuencia de la crisis, el gasto se ha hecho insostenible y ha tendido a generar déficits en todas las administraciones públicas.

Por ello, concienciar a los pacientes sobre los costes de la sanidad ha sido una acertada iniciativa de la Comunidad de Madrid, que comprende la entrega de una factura informativa en la que consta el costo de –según los casos– una consulta médica, una visita a Urgencias, una intervención quirúrgica, etc.

Se trata de una iniciativa muy útil pero claramente insuficiente. Cuando menos menos, se debería haber introducido alguna medida de castigo a la utilización irresponsable de los servicios sanitarios. Por ejemplo, la imposición de una multa a quien no acuda a una cita médica sin previo aviso. Cancelar una operación de manera injustificada no sólo representa un coste elevadísimo, sino que impide atender a otro paciente igualmente necesitado.

A pesar de que una parte importante de nuestros impuestos se utiliza para pagar la sanidad, lo cierto es que, cuando se tiene la impresión de que se está recibiendo algo a coste cero, la atención no se valora.

Según la OCDE, los españoles son los ciudadanos europeos que más van al médico (8,1 veces frente a las 5,8 veces de media en la UE). Y según el informe del Euro-Canada Health Consumer para 2010, no es España sino Suecia el país que obtiene la más alta puntuación (300) en resultados médicos (outcomes); le siguen Holanda, Dinamarca, Noruega, Finlandia, Alemania, Italia, Francia... Al final de la tabla se encuentran el Reino Unido y España (214 puntos), los dos países que no tienen copago alguno, y Portugal.

El sistema español no resiste el despilfarro. Nos gusta porque podemos, sin costo directo alguno, ir cuantas veces queramos al médico; pero esto no nos hace estar más sanos, ¡todo lo contrario!

La aplicación de medidas de copago y de multas por uso irresponsable provoca escándalo. Ahora bien, es justamente lo que se estila en los países más eficientes; y no porque sus gestores sean malos, despiadados o neoliberales, sino porque no son demagogos ni populistas, porque consideran que hay que ser responsables con el buen uso de los recursos.

Los modelos son muy diversos; aquí nos centraremos en el de un país conocido por su gran Estado del Bienestar y su altísima eficiencia sanitaria, Suecia, que encabeza el ranking arriba mencionado.

En Suecia el copago en la atención primaria ha existido siempre. Una cita al médico de familia cuesta unos 15 euros; al especialista, unos 32 euros; una mamografía, 14 euros; recurrir a los servicios de urgencia, unos 40 euros; pasar un día en un hospital, unos 9 euros. En cuanto a los que no anulan una cita médica con la debida antelación, han de pagar una multa de unos 32 euros.

En Suecia, sociedad racional pero altamente solidaria, tratan de que el coste de la atención médica no resulte insoportable a gente como los enfermos crónicos. De ahí que tengan unas tarjetas de gasto máximo anual (frikort) que posibilitan a sus usuarios seguir siendo atendidos luego de haber superado dicho gasto. Aunque las cantidades varían según las regiones, la frikort se suele obtener una vez se han superado los 100 euros en visitas médicas o los 180 en compra de medicamentos. De esta manera se logra el doble objetivo de corresponsabilizar al ciudadano y de proteger solidariamente a los más necesitados.

El resultado es un mejor uso de los recursos, que al no ser sobredemandados en la atención primaria pueden dedicarse en mayor medida a la especializada, lo que permite que el conjunto del sistema obtenga mejores resultados. Por otro lado, con el copago se refuerza la financiación del sistema, si bien éste es más un efecto secundario (cubre no más de un 10% del costo del sistema sueco), ya que lo importante es el uso racional y responsable de los recursos existentes. Uno de los resultados más notables de este tipo de medidas, por cierto, es que se contiene el gasto sanitario sin que la calidad del sistema se resienta.

Así se protege el Estado del Bienestar, en vez de reventarlo, que es lo que estamos haciendo en España.

ideasyanalisis.wordpress.com

Fuente:libertaddigital.com

martes, 6 de diciembre de 2011

Rosa Díez: "La traición revelada"



LA TRAICIÓN REVELADA

He dudado mucho antes de sentarme a escribir este artículo porque siento un profundo desasosiego ante la cuestión que voy a abordar.

Nunca se está suficientemente preparado para conocer y reconocer el mal; siempre se abriga una esperanza, aunque sea ligera, de que las cosas no sean tan horribles como aparentan.

Pero llega un momento en que no cabe ya albergar ninguna duda. Es ese momento en el que quien ha hecho el mal se siente impune, presume de sus fechorías e incluso quiere ganar dinero con el relato de las mismas.

El golpe llega cuando el macguffin de la paz deja de ser tal y se convierte en espanto; la bofetada, inmisericorde, golpea cuando lo perpetrado por quienes tienen el encargo de velar por que se cumpla la ley y se haga justicia hacen cosas que serían perseguibles de oficio en cualquier país en el que la separación de poderes fuera algo más que una declaración constitucional.
Pero el shock definitivo se produce cuando ese complot contra el orden instituido se pone en evidencia y nadie reacciona, y no pasa nada.

Hago estas consideraciones tras leer las dos primeras entregas del diario de la negociación entre el Gobierno y ETA escrito en comandita por el presidente de los socialistas vascos, Jesús Eguiguren, y el periodista de cabecera de José Luis Rodríguez Zapatero, Luis Rodríguez Aizpeolea.

Dos hombres que estuvieron en los pormenores de la traición tantas veces negada y tantas veces consumada por el Gobierno socialista y el PSOE.

Dos hombres que cuentan ahora con todo lujo de detalles lo que hicieron mientras lo desmentían e insultaban de paso a quienes lo denunciábamos y criticábamos; no me sorprende que los que nos vendieron ante ETA quieran vendernos ahora su historia de indignidad y sacar suculentos dividendos con ello.

Pero me asusta la falta de respuesta democrática ante estos hechos; me da más miedo el silencio que la propia traición.

Es, una vez más, el síntoma de una sociedad democráticamente imberbe, falta de cuajo, necesitada de una profunda regeneración. Una sociedad decente no aloja en su seno gobernantes dispuestos a mentir en nombre de una paz que no encierra sino la renuncia a defender los valores democráticos.

En un país que se respete a sí mismo no hay espacio para quienes traicionan los principios democráticos; tampoco lo hay para quienes por cálculo y/o por cobardía callan y otorgan.

El silencio tiene muchas caras. Quizá haya quien calla porque espera repartirse dividendos, aunque se opusiera cuando el proceso de claudicación ante ETA estaba en marcha; otros piensan que el fin justifica los medios, así que si ETA no mata no vale la pena pensar cuál ha sido el precio pagado.

Luego están los que se buscan una coartada para no hablar del asunto, los que prefieren mirar para otro lado mientras se proclaman amantes de la paz.

Son esas gentes que lo único que buscan es que les dejen en paz, seguir con su vida, no comprometerse con nada ni con nadie; son los que prefieren olvidar que centenares de españoles, conciudadanos suyos, arriesgaron y perdieron la vida para defender sus libertades.

Están también los que han llegado a la conclusión de que los enemigos de la paz somos nosotros, los que no estamos dispuestos ni a olvidar ni a callar; nos llaman intransigentes y nos culpan del mantenimiento del conflicto; a veces son los mismos que siempre acompañaron la estrategia de mimetizarse con la bestia para humanizarla; algunos nos odian más que a ETA porque no les dejamos que vivan en paz con su mala conciencia y con su mentira.

La historia de la indignidad de principios del siglo XXI en España tardará tres o cuatro generaciones en escribirse. Hará falta tiempo para que tomemos distancia, para que los protagonistas no se sientan culpables por acción u omisión, para que puedan hablar de ello sin pedir perdón en primera persona.

Y es que la historia de la indignidad tiene algunos nombres propios, pero los protagonistas han hecho su trabajo miserable porque una ingente mayoría de ciudadanos cobardes lo han permitido. Por eso digo que hace falta tiempo para que alguien cuente a nuestros nietos la verdad de este tiempo oscuro; porque quien más y quien menos ha sido cómplice de la felonía.

Sé que mucha gente que me tiene simpatía preferiría que no escribiera sobre estas cosas. Habrá quien me llame exagerada, quien me recrimine la crudeza de los términos que empleo, quien me acuse de no ser objetiva por ser vasca... Pero me consta que hay muchísimas personas que no tienen una tribuna en la que decir lo que piensan y que se encuentran tan aturdidas y avergonzadas ante la traición desvelada como yo; por eso no callaré.

Aunque a nadie represento, no callaré en nombre de los más de 300 crímenes de ETA que aún no han sido juzgados; no callaré en nombre de todos los que siempre creímos que con ETA no cabe negociación política alguna, que si se empieza a hablar con la banda terrorista de una sola de las reivindicaciones en cuyo nombre instauraron la primera víctima ya se ha traicionado a la democracia; no callaré en nombre de los que nos negábamos a creer que el PSOE pudiera caer tan bajo; no callaré en nombre de tantos compañeros y amigos que fueron asesinados por ETA mientras la banda hablaba con sus jefes de filas; no callaré en nombre de tantos hombres y mujeres buenos que vinieron desde pueblos remotos de España a recoger a sus hijos muertos, a sus maridos asesinados, a sus hermanos, a sus padres...; no callaré en nombre de todos esos nombres propios que no conocemos, de todas esas fotos de carné en blanco y negro que nos recuerdan cada día que hay asesinos vivos que aún no han sido juzgados, que aún no han pagado por sus crímenes.

No callaré porque un día creí en alguno de ellos, de los culpables de la traición; no callaré porque creí que me decían la verdad quienes siguen dirigiendo el Partido Socialista Obrero Español; no callaré porque me mintieron cuando pregunté si estaban negociando con ETA en el 2004, en el 2005, en el 2006...

No callaré porque nos engañaron a todos, porque siguieron negociando mientras los cuerpos de las víctimas aún estaban calientes; no callaré porque lo hicieron premeditada y alevosamente, porque fueron cobardes y mentirosos, porque nos faltaron al respeto. No callaré porque hemos de defender la democracia de sus enemigos y también de aquellos que no están dispuestos a protegerla.

Tampoco callaré ante el silencio estruendoso de quienes tienen más voz que yo pero prefieren callarse.

No callaré ante la hipocresía ni ante el cálculo partidista; no callaré para tener la fiesta en paz; no callaré si se empiezan a archivar expedientes, si se pone sordina, si se extiende el cloroformo, si deciden que por la paz un avemaría...

No callaré mientras haya un solo crimen de ETA sin juzgar, mientras una sola familia no haya podido hacer su duelo, no conozca el nombre de los asesinos de sus seres queridos, no haya sido recompensada por y con la justicia.

En España convivimos bien con la mentira; fíjense que nuestro particular Chamberlain y su estratega ni siquiera reconocieron que hubieran viajado a Múnich y a pesar de la mentira y de sus consecuencias millones de españoles siguieron votándoles.

Es desolador, lo sé; pero yo me niego a aceptar que no nos quede otro remedio que vivir en una sociedad que no se avergüenza de su indignidad colectiva; sé que existen millones de españoles esperando una señal para despertar de este letargo que les ha llevado a considerar la baja calidad de nuestra democracia más como una atmósfera que como un accidente, que diría Chesterton. Por eso, porque tengo fe en el ser humano, sigo escribiendo sobre estas cosas.

Por eso y porque hay 852 conciudadanos nuestros que ya no pueden hacerlo y que fueron asesinados para que otros pudiéramos seguir disfrutando de nuestra vida en compañía de nuestros seres queridos.

Fuente:UPyD