En estos momentos de incertidumbre política y económica , cuando el estado a traves del gobierno y otras instituciones interviene cada vez más en la vida de los individuos , restringiendo su libertad día a día en aras de un supuesto " bien común" , queremos contribuir desde este blog a difundir los principios del liberalismo , cada vez más necesarios para conservar la libertad y la iniciativa como ciudadanos.

sábado, 8 de junio de 2013

Anthony de Jasay: "El igualitarismo es la nueva religión de Europa"

 
DIEGO SÁNCHEZ DE LA CRUZ
La Fundación Rafael del Pino organizó el pasado lunes una conferencia magistral titulada Del Estado cristiano al Estado secular… y su religión. El ponente era un invitado de lujo: Anthony de Jasay. Considerado por muchos el filósofo liberal vivo más importante del mundo, este húngaro nacido en 1925 y residente en Francia ha escrito con brillantez desde hace décadas en defensa de la economía de mercado. De Jasay se ha reunido con Libre Mercado para hablar de la situación económica de Europa y del reto que supone lo que él llama el "culto al igualitarismo".
Pregunta: Usted ha explicado en varias ocasiones que el culto al igualitarismo se ha convertido en la nueva Religión de los Estados europeos.
Respuesta: Es que se ha producido una sustitución del cristianismo por el igualitarismo. Antaño, el cristianismo era una Religión de Estado en Europa. Desde el siglo XVIII, esta relación empezó a decaer, lo que acabó separando formalmente el Estado y la Religión. Gradualmente, eso sí, el igualitarismo se ha convertido en la nueva religión de Estado europea.
En el siglo XXI, el poder depende de los votos. Si miramos atrás en la Historia vemos que esto no era así, que el poder se heredaba y permanecía concentrado en unas pocas dinastías. Ahora vivimos el extremo opuesto, los votantes tienen el poder absoluto. Por eso, cualquier persona que quiere obtener y retener el poder tiene que tener en cuenta esa lógica. Conscientes de eso, los políticos promueven el igualitarismo, pues les resulta muy útil a la hora de triunfar electoralmente.
Esto explicaría el continuo juego de la "redistribución de la riqueza" que domina el debate político europeo.
La premisa descansa en quitar dinero a una minoría para repartirlo entre una mayoría, comprando así los votos de los segundos. Así, la propia lógica del poder democrático parece invitar a la redistribución, al igualitarismo… Pero claro, nadie va a tener éxito si dice que hace esto para mantener el poder, y es aquí donde esta doctrina se convierte en una nueva Religión, que justifica el igualitarismo por causas morales. Ese matrimonio entre igualitarismo y democracia es tan natural que resulta casi perfecto. Si no existiese, tendría que ser inventado.
Un proceso de "redistribución de la riqueza" puede tener un resultado aparentemente positivo durante unos meses, pero cuando se extiende de forma permanente y se convierte en un patrón recurrente de actuación, entonces el resultado es catastrófico. Además, avanzar hacia un igualitarismo salarial implica recuperar muchos mecanismos dignos de la Unión Soviética, ya que al fin y al cabo estamos hablando de controlar y de definir el rumbo de todos los aspectos de la economía.
Muchas de las políticas económicas que critica son a menudo justificadas por la necesidad de aumentar la seguridad de los trabajadores. Es el caso del salario mínimo, la indemnización por despido o de la negociación colectiva. ¿Se opone usted a esto?
Para hablar sobre la "seguridad" de los trabajadores, tomemos el caso actual de Francia. Está en vigor un Código de Trabajo que tiene más 3.000 páginas y que crece a un ritmo de 300 nuevas páginas cada año. Se añaden nuevos artículos continuamente, siempre bajo la premisa de que esto aumenta la seguridad de los trabajadores.


Pensemos por un momento en el empleador. En la economía, todo lo importante se mueve en el margen, y es en el margen donde el empresario tiene que ponderar con mucho cuidado si aumenta o no su plantilla. Si contrata a un trabajador que luego no constituye un elemento productivo como se esperaba, lo lógico es rescindir ese contrato, pero en Francia y en muchos otros países de Europa este paso tan evidente resulta muy complejo, lento y costoso.
¿Quiere decir con eso que replegando esas disposiciones el trabajador saldrá beneficiado?
Así, en Francia hacen falta hasta dos años para que un proceso burocrático y judicial decida si es justo o no mantener en la plantilla a ese trabajador. Durante todo ese tiempo, el empleador tiene que seguir contando con alguien que no aporta nada bueno a su empresa. Peor aún, el proceso no tiene por qué acabar bien. Después de todos los trámites, hay una posibilidad de éxito de alrededor del 50%.
El coste absoluto de ese lamentable proceso de despido asciende a decenas de miles de euros. Y como despedir es tan caro, contratar también resulta más caro. Es así como, al final, dando más "seguridad" a los trabajadores, lo que se consigue es que quienes caen en el desempleo permanezcan en el desempleo. Y claro, cualquier político o analista que proponga un cambio se lleva una patada en el trasero, por ser un "sucio capitalista"…. (Ríe).
Hablando de Francia, se habla mucho de la decadencia económica del país galo. ¿Cuál es su opinión al respecto?
Yo sí considero que Francia está en decadencia, pero se trata de un país intrínsecamente fuerte y repleto de mucha gente con talento, lo que retrasa y ralentiza el proceso. La Administración, por ejemplo, es demasiado grande pero no es tan ineficiente como la de países como India. Puestos a elegir, es menos malo tener una gran burocracia que no es tan ineficiente que tener una gran burocracia que, además, es enormemente ineficiente. Por otro lado, la disciplina económica del pasado y la ausencia de corrupción también ayudan a que Francia no experimente una decadencia tan acelerada y profunda.
Habla usted de instituciones y de corrupción. En España se están aprobando leyes de transparencia, pero sus artículos apuntan que la mejor manera de atajar este problema es reducir los ámbitos socioeconómicos que entran dentro del ámbito de regulación de las Administraciones.
En una transacción de mercado, el productor vende al consumidor y no hay mucho espacio para la corrupción. Puede ser que el producto que se vende esté en mal estado o que el consumidor no esté bien informado, pero esto no es sostenible a largo plazo, pues la mala reputación destroza el mercado del productor corrupto.
Cuando las decisiones económicas pasan a tener un intermediario que decide lo que debe hacerse y lo que no, entonces se multiplican enormemente las posibilidades de que el proceso deje de ser transparente y claro. Un sistema lleno de intermediación burocrática brinda muchas más formas de corrupción. La diferencia está en el grado: la corrupción podrá ser un problema en España ¡pero aún peor es el caso de Rusia!
Por último, ¿qué le parece el desempeño económico de otras regiones del mundo en los últimos años? En poco tiempo, África, América Latina y Asia se han convertido en las locomotoras del crecimiento económico.
Esto es muy positivo porque así la gente tiene la oportunidad de comparar. Si pensamos en Perú, encontramos que con un sistema razonablemente favorable al capitalismo se han conseguido importantes avances. Si pensamos en Bolivia o Ecuador, dos países fronterizos, encontramos resultados mucho peores debido a las idioteces económicas de dichos gobiernos.
Cuando yo era joven, en los años 50 y 60, buena parte de la doctrina económica que llegaba de América Latina era desastrosa. Lo que reinaba entonces era el control de precios, el proteccionismo, el subsidio generalizado… Aquella basura intelectual tenía muy buena recepción en la región, pero hoy ya es marginal, ya que el paso del tiempo ha demostrado la superioridad de las políticas de libertad económica. Quedan las excepciones que hemos comentado, unidas por supuesto a Argentina o Venezuela, pero en general la región ha mejorado mucho, aprendiendo las lecciones de Chile y mejorando su situación económica.

domingo, 2 de junio de 2013

Daniel Lacalle: "Las políticas de crecimiento nos han llevado a la quiebra"

 

El conocido gestor advierte de que deberíamos "aborrecer" las políticas de estímulo, "pero no aprendemos porque asumimos que el dinero es gratis".

 DIEGO SÁNCHEZ DE LA CRUZ

En apenas unos meses, el libro Nosotros los Mercados de Daniel Lacalle se ha convertido en un éxito editorial sin precedentes. Las comparaciones con Michael Lewis no han tardado en llegar y la verdad es que están justificadas: Nosotros los Mercados es un texto ágil, animado y provocador, lleno de ricas anécdotas personales que sirven como hilo conductor para entender mejor las claves de la actual crisis económica.
Daniel Lacalle se ha sentado con Libre Mercado para hablar de su obra y de la actualidad económica de España.
En el libro queda claro que a usted le gusta pensar de forma independiente. ¿Cree que la mayoría de evaluaciones que se hacen de esta crisis parten también de ese espíritu o que responden más bien a un consenso determinado?
Existe siempre un consenso cómodo, político y muy ideológico. Ese consenso está siempre orientado a defender a uno u otro partido, y lo promueven economistas que, o bien pertenecen al ámbito de la docencia pública o bien están muy ligados a la banca. Ambos tienden a ser muy diplomáticos y a defender tanto el statu quo como los dogmas habituales que nos dicen que la solución de la crisis pasa por más gasto y más deuda.
En consecuencia, la mayoría de los análisis económicos son extremadamente partidistas, lo cual me parece muy divertido. Los que veían "brotes verdes" en 2010 ahora ven "depresión y desastre", y viceversa. Por todo esto es importante que haya gestores y economistas que sean capaces de ver las cosas desde un análisis crítico, independiente y capaz de cuestionar esos dogmas que nos venden como "la única solución" a nuestros problemas.
Esas mentes son esenciales a la hora de identificar burbujas y valoraciones incongruentes, a la hora de criticar métodos pre-establecidos. No es de extrañar que esas suelan ser personas que se juegan su dinero y su prestigio, pues no buscan un puesto en la administración y, en consecuencia, no viven de justificar a los poderes establecidos.
Leemos a diario que el mercado financiero en el que trabaja y defiende es una especie de jungla sin reglas en la que el Estado permanece ausente. ¿Qué siente ante este tipo de afirmaciones?
Siento pena. ¡No existe un sector más regulado que el financiero! Ahí están la FSA, la SEC, los Bancos Centrales… pero también los inversores cada día, con su veredicto. Lo que pasa es que podemos poner toda la regulación que queramos, pero sin cultura financiera y sin información seguirán ocurriendo nuevas burbujas.
Mucha gente pide más regulación pero, realmente, lo que está reivindicando es "protección y compensación por mis errores como inversor"… Sea al comprar un piso o al comprar las acciones de un banco quebrado. Muchos piensan que los ciclos económicos son anomalías y que el estado los puede modificar y atemperar.
Esto es falso, pero cuando se parte de semejante barbaridad y de conceptos como "a largo plazo todo sube", nos preparamos para las burbujas, que nos encantan hasta que se pinchan. Y cuando pinchan, lo achacamos a la falta de regulación. De hecho cuando hablan de regulación no piden evitar las burbujas, ¡sino que se mantengan y se financien!
A menudo se dice que "el gran capital" se beneficia de la crisis. En "Nosotros los Mercados", Vd. explica que, en realidad, los grandes centros financieros no solamente no pasan por una buena racha, sino que están hechos unos zorros.
No conozco a casi nadie en este mundo que haya aumentado su capital y su riqueza desde la crisis. Las grandes fortunas han visto sus ahorros confiscados en muchos países, pero además han perdido millones, pues tienen inversiones apalancadas en valores que han caído enormemente y que cuesta mucho refinanciar.
Cuando uno ve la lista de los más ricos, a menudo olvida que en estas clasificaciones se incluyen todos sus activos… pero no sus pasivos, sus enormes deudas. Hablamos, además, de gente que ha sufrido grandes pérdidas y que aún afronta importantes riesgos. Incluso si Vd. se fija en los miembros del Club Bildergerg, entre los que hay españoles, uno puede comprobar que la teoría de la conspiración del beneficio en la crisis se cae al ver la pérdida patrimonial que han sufrido en sus acciones, sus empresas… por no hablar de los enormes margin calls que sufren por sus posiciones apalancadas.
Con ello no quiero decir "pobrecitos", solo decir que los mitos no se sostienen. En mi mundo se despide a decenas de miles de personas cada año, y el impacto de la crisis ha sido muy grande.
Se ha hablado mucho de "austeridad" en Europa y en España. ¿De verdad han sido para tanto los recortes? ¿No hacen falta "políticas de crecimiento"?
Existe una percepción de que los recortes son injustificados, pero jamás se habla en estos círculos del exceso de gasto de los ejercicios anteriores. Austeridad no es reducir los gastos un 5% tras años de aumentarlos a un 15% anual. Tenemos unos gastos que aún son superiores a los del pico de la burbuja inmobiliaria (2007).
Las políticas de crecimiento son un desatino. Nosotros precisamente, deberíamos aborrecerlas, porque han llevado a España a la quiebra. ¿Y quieren más? ¿Quién lo paga? No aprendemos, y no aprendemos porque asumimos que el dinero es gratis y, además, siempre habrá alguien contando el cuento de que todo se soluciona subiendo impuestos "a los ricos", que es el engaño para subírselos a todos.
Si la deuda es una droga, ¿está España adicta ya?
Fíjese que todo el mundo habla de que debe "fluir el crédito" cuando tenemos una deuda total que supera el 300% del PIB. A pesar de la evidencia empírica de que las cosas no funcionan así, seguimos pidiendo más planes de crecimiento y más gasto publico. A pesar de haber visto las consecuencias desastrosas, seguimos pidiendo mas.
Decimos "esta vez va a ser distinto, solamente hay que gestionarlo bien" como si fuese a aparecer un OVNI con extraterrestres preparados para gestionar esos recursos en vez de los mismos gestores que nos han quebrado. Dicen que "ahora no es el momento de ahorrar", pero en los tiempos de bonanza, tampoco ahorran, sino que gastan más.
Hay cada vez más jóvenes interesados por el mundo de la inversión, ¿qué consejo le daría a quien aún está dando sus primeros pasos?
Que luche, que no se rinda. Que cuestione todos los días lo que oye y lo que cree. Que estudie, estudie y vuelva a estudiar. Nada sobra. Que no busque caminos cortos ni atajos. Que sufra. Que se equivoque y vuelva a equivocarse. Que cuando tenga éxito no se lo crea. Que persiga su sueño y que salga fuera. Que se cree un historial profesional independiente y verificable. Lo va a conseguir seguro
Tenemos un mercado laboral muy rígido. ¿Necesitamos más reformas o la de Rajoy fue suficiente? ¿Cree que sería saludable extender la remuneración variable a la que Vd. está acostumbrado?
Sobre el mercado laboral, sin duda es extremadamente rígido Tenemos un mercado que penaliza la contratación y que hace muy arriesgado y muy caro crear empresas. No solamente es un mal mercado por el lado de la demanda, sino también por el de la oferta. Buscamos la competitividad por la devaluación interna, que es empobrecer. Hay que facilitar la creación de empresas, reducir las cargas que soportan, atraer capital…
Y sobre la remuneración variable, creo que cuando está basada en objetivos reales, económicos, cuantificables… es esencial. No debe estar ligada a cuentos, a "pagas extras disfrazadas"… Lo que debe incentivar es la meritocracia.
¿Qué percepción tienen de España los inversores extranjeros con los que usted trata a diario?
España tiene una enorme suerte. Siempre se nos ve como una oportunidad, incluso en los tiempos de crisis. Se sabe que los españoles somos trabajadores, que luchamos y nos sobreponemos, que tenemos espíritu crítico…. Ese mismo espíritu que a veces nos lleva a excedernos también nos saca de los atolladeros. Eso se valora y creo firmemente que en el extranjero lo que se desea realmente es que a España le vaya fenomenal.