En estos momentos de incertidumbre política y económica , cuando el estado a traves del gobierno y otras instituciones interviene cada vez más en la vida de los individuos , restringiendo su libertad día a día en aras de un supuesto " bien común" , queremos contribuir desde este blog a difundir los principios del liberalismo , cada vez más necesarios para conservar la libertad y la iniciativa como ciudadanos.

sábado, 21 de abril de 2012

Mises, Rothbard, Hayek... por fin en Bachillerato - Juan Ramón Rallo

Para bien o para mal, bachilleres y universitarios se han acostumbrado a estudiar las distintas materias curriculares a través de vistosos y coloridos manuales. Dejada atrás la época de la abundante y fría letra de los tratados, el vehículo de divulgación educativa por excelencia son en la actualidad los libros de texto.  
Hasta la fecha, la Escuela Austriaca carecía de un manual de Introducción a la Economía que contuviera y estructurara la mayoría de sus ricas aportaciones de acuerdo con los planes de estudio vigentes. Muchos han sido quienes a lo largo de los últimos años ha demandado que algún economista con ganas, tiempo y conocimientos emprendiera esta fundamental tarea para transmitir y difundir, en un formato agradable y convalidable al de otros manuales, las en ocasiones complejas teorías de Mises, Rothbard o Hayek.
Afortunadamente, ese indudable vacío ya queda cubierto de manera exitosa con esta obra de Jordi Franch Parella, supervisada por Jesús Huerta de Soto y publicada por Unión Editorial. A lo largo de 16 unidades temáticas, trufadas de imágenes en color, cuadros-resumen, actividades y ejercicios de repaso, el doctor Franch Parella expone los principales temas que debe conocer todo aquel que desee introducirse en el apasionante mundo de la ciencia económica: los distintos agentes que intervienen en un sistema productivo, la organización interna de las empresas, la interacción de consumidores y productores en el mercado, la rivalidad competitiva entre las compañías, la determinación de los precios de los bienes de consumo y de los factores productivos, la existencia o no de fallos del mercado, los principales problemas macroeconómicos –como las crisis, la inflación o el desempleo–, el papel que desempeñan los bancos, el comercio internacional o los fundamentos del crecimiento y el desarrollo a largo plazo.
Aunque personalmente sigo prefiriendo que la visión y el aprendizaje general de la Economía se obtenga a través de tratados exhaustivos que muestren a través únicamente del texto argumentativo las muy diversas interrelaciones del sistema económico, no parece haber incompatibilidad alguna ­­­­–más bien, bastantes complementariedades– entre los tratados clásicos al uso y este libro de profesor Franch Parella. Es más, puede que en muchos casos la llama del interés por la ciencia económica no llegue a prender con fuerza a menos que la carta de presentación sea un manual como éste.
Pero, más allá de la utilidad que la obra posea para despertar el interés y fortalecer el conocimiento sobre la economía austriaca para el público general, su otra gran ventaja es que, como hemos indicado, cumple con las directrices y requisitos básicos para superar de manera exitosa la prueba de Selectividad, de modo que puede emplearse en todos aquellos institutos de enseñanza superior que así lo deseen. El doctor Franch Parella posee una dilatada experiencia docente no sólo en la enseñanza universitaria, sino también en la preuniversitaria, esto es, en bachillerato y los ciclos formativos. Es por ello que este libro se ha redactado pensando en la labor que deben desempeñar en el día a día tanto el profesor como el alumno.
Confiemos, pues, en que este texto se convierta en una herramienta de trabajo habitual de todos aquellos profesores y estudiantes de bachillerato (o incluso, en cierto modo, de primer curso de universidad) que deseen ofrecer y recibir una visión de la economía más realista y ligada al empresario. Nuestra libertad y nuestra prosperidad sin duda lo agradecerían enormemente en el largo plazo.
 
JORDI FRANCH PARELLA: ECONOMÍA. Unión Editorial (Madrid), 2012, 400 páginas.
Fuente:libertaddigital.com

viernes, 13 de abril de 2012

La verdadera historia de las transferencias autonómicas - Pablo Molina

Un día, mientras terminaba su cuarta serie mañanera de tres mil quinientos abdominales colgado del último listón de la espaldera ante la atenta mirada de su perrita Gufa, José María Aznar López decidió que en España no podía haber nadie más progre que él. "Si el carca de González empezó a transferir competencias a las autonomías –pensó–, yo las traspaso todas de golpe pase lo que pase". Y así comenzó nuestra tragedia.
Estábamos a comienzos del año 2002, con la economía como un tiro y perspectivas de que el PP estuviera en el Gobierno por lo menos dos décadas. Tomada la decisión, los equipos técnicos de los ministerios de Sanidad y Educación comenzaron las reuniones con sus pares autonómicos para diseñar el traspaso de poderes sanitarios y educativos.
En el primer caso, menos complejo que el segundo, se valoraron los gastos que costaba la sanidad pública en cada comunidad autónoma. Como las arcas estatales estaban llenas a rebosar, se incrementó el total con un porcentaje generoso, y tras el acuerdo de las autonomías se traspasaron las competencias completas en la materia a las diez que aún no las ejercían.
El efecto inmediato fue una fuerte subida de los gastos de personal, porque la administración estatal española siempre ha sido muy rigurosa en la manejo del dinero y el Insalud no era precisamente la excepción. Los empleados estatales (administrativos, celadores, auxiliares, enfermeras y facultativos) que a partir de ese momento engrosarían las plantillas autonómicas experimentaron fuertes subidas salariales, porque sus pares autonómicos, además de estar ociosos porque no tenían competencias que ejercer, cobraban bastante más que los empleos equivalentes en la escala sanitaria del Estado, y lo obligado era homologar los sueldos con las franjas más elevadas.
Pero es que, además, a finales de mayo de 2003 estaban convocadas las elecciones autonómicas, con lo que las transferencias sanitarias se asumieron a poco más de un año de la cita electoral. De forma natural, los políticos autonómicos centraron su campaña en los extraordinarios beneficios derivados de que la sanidad quedara en sus manos, y para que la ciudadanía comenzara a apreciar las ventajas del invento se lanzaron a una carrera alocada de promesas relacionadas con la construcción de consultorios, ambulatorios y hospitales, fueran más o menos necesarios, cuestión que a nadie se le pasó entonces por la cabeza.
En poco tiempo no hubo pedanía que no contara con un consultorio de nueva planta, con su correspondiente dotación de personal haciendo turnos y cobrando las horas extraordinarias y las guardias correspondientes. A ese descontrol en la inversión se sumó la incuria de la clase autonómica a la hora de gestionar contratos y suministros, sin contar con las comisiones habituales en este tipo de transacciones, que el Parlamento catalán cifró en el 3%, estimación sin duda muy conservadora, como después se comprobó.
El resultado de todo el proceso, una vez quedó consolidado el nuevo mapa sanitario, es que la casta autonómica se pulió la financiación estatal –con la derrama añadida que un generoso Aznar añadió en nuestro nombre–, así como los sucesivos incrementos de la financiación autonómica por este concepto. Actualmente no hay uno sólo de los 17 sistemas sanitarios que no arrastre una deuda más que significativa, facturas de varios años sin pagar aparte.
¿En educación? Pues igual, para qué vamos a distinguir. Con las transferencias a las autonomías, embrutecer a los españoles del mañana nos sale también mucho más caro que cuando la promoción de la burricie se organizaba únicamente desde un despacho de Madrid a las órdenes de Solana, Maravall, Rubalcaba y Marchesi, Logse mediante.
Y lo mejor de todo es que el proceso no parece tener marcha atrás. Estamos condenados a pagar mucho más por dos servicios que la descentralización política –la administrativa ya existía en todas las provincias– ha convertido en insostenibles para nuestra pobre economía. Tan grave es la situación, que hasta Aznar ha reconocido esta semana que el problema de España no es otro que el diseño del Estado autonómico. Pena que no hubiera caído en ese detalle diez años atrás. Allí, en La Moncloa, con sus perritos Zico y Grifa de testigos, que sin duda habrían emitido un alegre ladrido en son de conformidad.
Fuente:libertaddigital.com

jueves, 12 de abril de 2012

Vladimir Feijoo también es socialista. ¡¡ Que bonito !!

Era lo que nos faltaba , para eso ya teníamos a Zapatero. El Sr. Feijoo utiliza el mismo lenguaje que el PSOE hablando de " que paguen más las rentas más altas ".

 Sr. Feijoo , si no se atreven en el Partido Popular a hacer las reformas necesarias para hacer viable la sanidad pública española , díganlo , pero dejense de estas sandeces socialistas pues para eso ya teníamos a ZP .

Las rentas más altas ya pagan más , ya aportan más , ya no reciben becas ni ninguna otra ayuda , ¿ van a tener ahora que pagar también el descalabro de la sanidad española?. ¿ A que llama usted  " rentas más altas"? , ¿ a las rentas de aquellos que se prepararon y esforzaron , junto con sus padres ,  para tener una cualificación profesional de buen nivel ? . 

Típica política sovietica , repartir la miseria . ¿ Es eso Sr. Feijoo lo que pretende el Partido Popular ? . ¡¡ Mal vamos !!

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Feijoo rechaza el copago en la sanidad y defiende que paguen más por los fármacos las rentas altas

La Xunta defenderá la próxima semana ante el Consejo Interterritorial de Salud el mantenimiento de lo que Feijoo describe como el modelo de asistencia sanitaria «universal y gratuita». Pero sí planteará, en cambio, la revisión del sistema de prestación farmacéutica, para que paguen más por los medicamentos las rentas más altas.
El presidente manifestó, en la comparecencia posterior a la reunión del Consello de la Xunta, que el sistema sanitario público tiene dos problemas esenciales, que es la deuda de 20.000 millones a la que debe hacer frente y la búsqueda de un modelo que impida caer otra vez en números rojos. En esta tesitura, Feijoo se desmarcó de las propuestas de copago por asistencia y abogó en su lugar por gravar los fármacos a las familias con más ingresos.
El jefe del Ejecutivo anunció también que Galicia será la única comunidad entre las de régimen fiscal general que no recurrirá a la línea de crédito habilitada por el Gobierno central, y que está dotada con 37.000 millones. Presentó esta decisión como resultado de la gestión solvente realizada por la Xunta, que relacionó con el rigor en el cumplimiento del objetivo del déficit y en la disciplina en el pago a proveedores. Señaló que, entre el 2010 y el 2011, la demora media en los pagos fue inferior a 50 días, y que este año se ha situado por debajo de los 40.
Fuente:lavozdegalicia.es

 

 

miércoles, 11 de abril de 2012

El corralito que viene o por qué Aguirre tiene razón - Federico Jiménez Losantos

Los economistas están consiguiendo que incluso una noción tan popular e inteligible como la de "corralito" se convierta en un arcano, en un es no es, en una de tantas cosas que no se entiende de las medidas económicas de este Gobierno que ganó las elecciones con un programa liberal y que hasta ahora no ha aplicado más que medidas socialistas para gestionar la ruina heredada del PSOE. Dicen que ilegalizar el pago en metálico por más de 2.500 euros "no es técnicamente un corralito", que supone impedir que los impositores puedan sacar su dinero de los bancos. Menos mal que no soy economista para refugiarme en los conceptos técnicos. Menos mal que no tengo en gran concepto las "technicalities" de los expertos y, por supuesto, puedo decir lo que está a la vista: que la medida anunciada ayer por Rajoy es el primer paso que nos lleva hacia el corralito argentino.
¿Por qué? Pues porque el "corralito" es, fundamentalmente, un ataque a la propiedad y, por ende, a la libertad. El mecanismo peronista, puesto en marcha nada menos que tres veces en veinte años, es justo eso: un atentado contra la propiedad privada que usa los bancos como cárceles de ocasión. Se impide a los ciudadanos sacar el dinero de los bancos, porque se sospecha que no lo usarán como quiere el Gobierno que lo usen. ¿Y quién es el Gobierno para decidir si se paga en metálico, en cheque al portador, en cheques nominales o en transferencia bancaria? ¿No le basta con esquilmarnos a impuestos? ¿No es suficiente que el Gobierno, todos los gobiernos, las cuatro administraciones (local, provincial, autonómica y central) incumplan los compromisos nacionales e internacionales en materia de déficit? ¿Es que además de pagar la ruina a que nos ha llevado la casta política, hemos de utilizar el poco dinero que no nos quitan, léase roban, como le parezca al Gobierno manirroto, al ruinoso Ayuntamiento, a la pródiga Diputación o a la despilfarradora Comunidad Autónoma?
Pues esto es lo que, con la excusa de luchar contra el "fraude fiscal" o la "evasión de capitales" ha presentado, sin anuncio ni debate previo, el Gobierno del PP a un interlocutor muy adecuado: el comunista Cayo Lara. Pero vamos a ver, señores políticos, doctos economistas, miembros del Comando Rubalcaba y de la Brigada del Aplauso: ¿alguien va a invertir en un país del que no se pueda llevar el capital invertido como y cuando quiera? No es que no se deba, es que además no se puede. Pero la libre circulación de capitales es la base secular de la prosperidad y tiene en el respeto a la propiedad privada su piedra angular. Sin ese sagrado respeto a la propiedad, ni hay libertad ni puede haber prosperidad. Y la última medida del Gobierno será técnicamente lo que sea, pero realmente es la primera barda de lo que popularmente llamamos corralito; o sea, corral. Porque como a bestias o bestezuelas nos trata un poder incapaz de recortar sus infinitas prebendas y de respetar el contrato que firmó con sus electores hace muy pocos meses.
En ese camino del Gobierno hacia el peronismo a través del peperonismo, el único discurso liberal que se deja oír es el de Esperanza Aguirre, que ha pedido, tras constatar el fracaso en la integración de los separatistas catalanes y vascos en el Estado de las Autonomías, una revisión a fondo de ese tinglado que ha roto la nación y ha hundido el Estado. ¡Y dice Rajoy que revisar ese fracasado y ruinoso engendro "ni se contempla"! O sea, que sí se contempla y se ejecuta una subida brutal del IRPF y del impuesto de sociedades, se priva a la gente de gastar el dinero que guarda en el banco pero no puede siquiera "contemplarse" la reforma de las taifas autonómicas, de las absurdas Diputaciones, o de los infinitos Ayuntamientos. Montoro –o sea, Rajoy– y De Guindos –Rajoy, o sea– nos atracan, pero el Presidente nos prohíbe llamar a la policía de la inteligencia y a la experiencia histórica de un Gobierno de un país al que llamábamos España y de un partido al que llamábamos popular. Aguirre ha dicho que "no es monedita de oro" (para contentar a todos) pero que dice lo que piensa. Y muchos pensamos que es la única que utiliza la cabeza para pensar y no para esconderla bajo el ala de la contabilidad de la Señorita Pepis, que a este paso no va a poder contar más que lo que adeudamos. Aunque, eso sí, con entrañable acento porteño.
Fuente:libertaddigital.com

Menos Estado y más mercado - Juan Ramón Rallo

Texto íntegro del discurso pronunciado por Juan Ramón Rallo este miércoles, durante la entrega del Premio Julián Marías de la Comunidad de Madrid.
"Es para mí todo un honor recibir este premio Julián Marías 2011 para investigadores del ámbito de las ciencias sociales menores de 40 años. Y lo es especialmente en unos momentos tan señalados y críticos como los que actualmente estamos atravesando. No en vano, el tema en el que he focalizado la gran mayoría de mis investigaciones y merced al cual he recibido el presente premio ha sido la teoría de los ciclos económicos, inserta ésta en la tradición liberal de la Escuela Austriaca de Economía, es decir, en los descubrimientos científicos que a lo largo de siglo y medio han edificado gigantes intelectuales tales como Carl Menger, Ludwig von Mises, Friedrich Hayek, Ludwig Lachmann y, en España, mi apreciado mentor el profesor Jesús Huerta de Soto.
Es difícil comprimir en tan sólo unos minutos todas las contribuciones que este riquísimo marco teórico permite aportar a la muy complicada coyuntura actual, pero sí me gustaría compartir con ustedes dos de sus conclusiones centrales.
La primera es que la actual crisis económica no es fruto ni del mercado, ni de la desregulación, ni de la especulación, ni de la codicia, ni de la desigualdad, ni de una pérdida de valores, ni del euro, ni de la sobreexplotación ecológica del planeta. No, la actual crisis tiene unas causas muy bien tasadas: el excesivo intervencionismo estatal en el sector financiero, materializado en toda una serie de privilegios hacia la banca que le han permitido durante años expandir el crédito muy por encima del ahorro realmente existente en una sociedad. La respuesta frente a esa lacra que representa la recurrencia de los ciclos de auge artificial y depresión profunda que abaten al capitalismo desde hace décadas no pasa ni por intervenir ni por regular todavía más el mundo financiero, sino por someter a la banca a la competencia del mercado despojada de todos los privilegios que suponen la existencia de los bancos centrales monopolísticos, el dinero fiduciario inconvertible y los rescates estatales indiscriminados. No más Estado y menos mercado sino al revés: más libertad, más competencia y menos privilegios; en suma, más mercado y menos Estado.
La segunda reflexión que me gustaría transmitirles es que la solución a la crisis actual no pasa ni por impulsar el consumo, ni por estimular el gasto público, ni por subir los impuestos, ni por incentivar un mayor volumen de endeudamiento basado en tipos de interés artificialmente bajos, ni por abandonar el euro para poder devaluar nuestra divisa aplacer, ni por crear ineficientes industrias y bancos públicos, ni por mantenerlas rigideces regulatorias de los mercados que bloquean la movilidad de los factores productivos. Al contrario, lo que necesitamos es un volumen muchísimo mayor de ahorro privado y público que, primero, les facilite a familias, empresas y bancos reducir su asfixiante endeudamiento y sanear su situación financiera; y, segundo, les permita a los empresarios más perspicaces de nuestro país ejecutar las oportunidades de inversión que vayan descubriendo en unos mercados mucho más libres que los actuales y que tomen la forma de nuevas industrias que sí generen realmente riqueza y que remplacen a ese cementerio de elefantes que era y sigue siendo el ladrillo. Lejos de posponer indefinidamente los ajustes y la austeridad que necesitamos con urgencia desde hace años, tal como han hecho hasta el momento los gobiernos de todo signo político, debemos acelerarlos y profundizar en ellos sin vacilación. Como en el caso anterior, la solución a la crisis no pasa por más desnortado intervencionismo de corte keynesiano, sino por más mercado y muchísimo menos Estado.
Desafortunadamente, estas dos contribuciones centrales de la ciencia económica al análisis de las crisis financieras suponen toda una afrenta contra el pensamiento estatista que ha colonizado a las sociedades y a la clase política occidental en el último siglo, tan renuentes ambas a dejar de gastar el dinero del prójimo y de teledirigir sus libertades. Por ello, lo más previsible es que no sólo no sean escuchadas, sino que incluso se termine avanzando en la dirección opuesta a las mismas, por mucho que esa obcecación anticientífica sólo nos conduzca, a corto plazo, a alargar innecesaria y dolorosamente la actual crisis y, a largo plazo, a seguir padeciendo los ciclos económicos maniacodepresivos que tantas penalidades y empobrecimiento generalizados provocan.
A los economistas, en medio de esta adversa coyuntura, sólo nos queda la amarga tarea de seguir repitiendo estas verdades básicas aun cuando casi nadie quiera escucharlas y aun cuando, de hecho, se nos critique por no aportar soluciones válidas contra los problemas que afectan al ciudadano. Al final, sin embargo, por la fuerza de la virtud o por la virtud de la fuerza, no cabrá otra alternativa que, cual gravitacional ley, darles la consideración que se merecen... a pesar de la frontal oposición de cuantos se niegan a abandonar el mundo del despilfarro redistributivo, el crédito barato, el Estado niñera, las redes clientelares y los privilegios regulatorios. Muchas gracias a todos".
Fuente:libertaddigital.com