En estos momentos de incertidumbre política y económica , cuando el estado a traves del gobierno y otras instituciones interviene cada vez más en la vida de los individuos , restringiendo su libertad día a día en aras de un supuesto " bien común" , queremos contribuir desde este blog a difundir los principios del liberalismo , cada vez más necesarios para conservar la libertad y la iniciativa como ciudadanos.

lunes, 16 de noviembre de 2015

Hoy en la historia judía / Fallece Milton Friedman, el economista que creía en la libertad individual


Hoy en la historia judía / Fallece Milton Friedman, el economista que creía en la libertad individual

Itongadol/AJN.- El 6 de noviembre del 2006, Milton Friedman, uno de los economistas más influyentes del siglo XX, murió a los 94 años. El impacto de su trabajo fue más allá de los asuntos económicos debido a su pronunciación en asuntos de políticas públicas y su facilidad para comunicar sus pensamientos al público general y los líderes políticos.
 
Friedman fue quien propuso la política de retener los ingresos tributarios en el momento en el que se pagaban los salarios en Estados Unidos. Sin esto su país no podría haber podido pagar la Segunda Guerra Mundial, pero también hizo más fácil que el gobierno elevara los impuestos tras la guerra, algo que lo avergonzó en el futuro. Sin embargo predijo exitosamente un punto después en el que el desempleo subiría, llevando a un período que fue conocido como “estanflación”. Esta comenzó en los años ’70.
 
Él creía consistentemente que la interferencia del gobierno en las políticas económicas debería ser limitada para regular la cantidad de dinero que circulaba. Sin embargo, su filosófica del laissez-faire fue más allá de la economía: Era un libertario que creía que el pequeño gobierno era un buen gobierno, y que la libertad individual debería ser maximizada en cada área.
 
Friedman ganó el Premio Nobel de Economía en 1976 y su influencia estuvo principalmente pronunciada en Estados Unidos y el mundo, informó Haaretz.
Fuente: itongadol.com
 
 

sábado, 11 de julio de 2015

Avenida de la Nación Española - Federico Jiménez Losantos


A finales de 1980 escribí para el nº 10 de la revista Diwan (publicado a comienzos de 1981) un breve ensayo, "Por la calle de Unamuno", recogido en la versión ampliada de Lo que queda de España. Por desgracia, treinta y cinco años después, todo lo allí denunciado sigue siendo denunciable, pero permítame el bisoño lector de Libertad Digital rescatar estos párrafos:
"Empieza a ser de buen gusto escribir sobre autores que no cumplan siglos estos años o años estos días. Unamuno, tan poco de moda y de modas, nos da gusto en eso y en otras cosas. Primero, no tropezamos con la academia celebrándolo, y después, sí topamos con los que hay que topar: los munícipes espesos que andan descabalgándolo de las calles del País Vasco.
Resulta trágico y ridículo este carnaval de celebraciones centenarias mientras empiezan a resultar diarias las vejaciones públicas que a los nombres señeros de nuestras letras se hacen en ciertos lugares de España. Y no es casualidad que el sistema democrático español esté en peligro (sólo un mes después de publicado este ensayo se produjo el Golpe del 23F) gracias a los mismos grupos que quitan de los nombres de las calles vascas al vasco españolísimo Miguel de Unamuno. Va en buena compañía, en la mejor: Cervantes, que ha sido pionero en esta mudanza forzosa de los grandes nombres de la cultura española, pero sólo por su caso habría más motivo de reunión y movilización que por los centenarios que a cada paso congregan a las inteligencias oficiales.
Pasma la frialdad y la estupidez de esta falta de reacción ante hechos que sólo una mente trivial considerará triviales. ¿Cabe pensar que quienes se empeñan en quitar a Unamuno o a Cervantes de una calle pueden llegar a respetar alguna vez y de algún modo al pueblo que, en el mejor de los casos, sustenta y se sustenta de su espíritu?.
¡Qué horror –dicen algunos- tener que andar aún eligiendo entre Sabino Arana y Unamuno! El horror –decimos nostros- es pensar que esa elección no nos concierne; que la puesta en cuestión de un símbolo entrañable de la cultura en lengua española es cosa que pueda o deba resultarnos íntimamente ajena. Lo horroroso es ver a tantos que, ante esa vieja cuestión, todavía no se atreven a elegir".
                                                                             (Diwan. Nº 10, p. 13)

La elección de la rendición

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Pero, al final, eligieron. Ni los partidos de derecha (UCD-AP-PP) ni los ni de izquierda (PSOE-PSP-PCE) pusieron como condición para votar el cupo vasco la devolución de las calles de Cervantes, Unamuno y Baroja que les habían robado los separatistas. Desde Suárez y Aznar a Rajoy, y de González a Zapatero, todos los que han tenido sobrada ocasión de impedir la vulneración básica de los derechos civiles de todos los españoles en todo el territorio nacional, que empieza por arrancar el nombre de Cervantes de las calles y termina por prohibir la enseñanza en la lengua de Cervantes (es de lo que trata todo el ensayo citado) han declinado la honrosa ocasión de hacerlo.
Fueron y son tan imbéciles, tan vagos, tan cobardes que prefieren ignorar que privar de su nombre a una cosa y ponerle otro es apropiársela y expropiársela al que antes la tenía por suya. Que al despojar oficialmente -crimen político perpetrado por González y refrendado por el patriotísimo Aznar- de su nombre en español a cualquier ciudad española que también lo tiene en catalán, gallego o vasco se está admitiendo que el español –el idioma y el ciudadano- es un ser de prestado, de paso y, en el fondo, a eliminar de esa ciudad o región. Que es admitir la amputación del solar que durante tantos siglos ha albergado a la nación española. Y que cuando un zote dice en televisión que llueve en "Yirona", está borrando el calor y el frío, la lluvia y el trueno que durante siglos afrontaron tantos españoles –de allí y de paso- en esa ciudad, empezando por su heroico defensor en la Guerra de la Independencia (española, claro, la única librada en Cataluña) Mariano Álvarez de Castro, inmortalizado en el Episodio Nacional "Gerona" de Galdós. Ventajas del idioma común y de tan larga historia: el héroe de Gerona prueba que no todos los Marianos son como el manso de Pontevedra: barbeando tablas a la espera de cornear a algún subalterno.

Lo que va de Tierno a Carmena

Pero cuando los separatistas vascos le quitan a Unamuno una calle en Bilbao saben muy bien lo que hacen: borrar la memoria del Bilbao español y liberal, enfrentado en los "Sitios" a los carlistas del campo, absolutistas acérrimos. Cuando Pujol y su banda, siempre con el respaldo de PRISA y la cobarde aquiescencia de González, Aznar, Zapatero y Rajoy, amén de los barbianes del Supremo y los prevarigalupadores del Constitucional, han prohibido estudiar en español a los que tienen el español como lengua de cuna, les están forzando a admitir una ilegitimidad de origen, una bastardía que sólo pueden reparar cambiando de piel y de lengua y condenando a su nación. Y aunque lleve treinta y cinco años denunciándolo sin éxito, vale la pena repetirlo: mientras en cualquier sitio de España no se pueda estudiar en Español, se está asumiendo la destrucción de la nación política española, que es el ámbito de nuestras libertades, de nuestra igualdad ante nuestras leyes; se está aceptando que las leyes no sean nuestras y, sin embargo, que como ciudadanos españoles hemos de obedecerlas.
No toda la derecha ha sido miope en este asunto. Ni toda la izquierda ha sido siempre insensible al carácter nacional que, por encima de partidos y banderías políticas, al margen de ideas y costumbres de épocas diversas, debe suponer la conservación de la memoria de todos los españoles que, con su arte, su valor o su talento, han engrandecido a la patria común. Ahora que el PSOE ha instalado en el Ayuntamiento de Madrid a una recua de ediles podemitas, algunos de ellos públicamente antisemitas, proetarras, anticristianos y admiradores de cualquier dictadura comunista. Y ahora que esos siniestros pijoflautas pretenden borrar del callejero de Madrid a más de un centenar de grandes españoles, de Pla y D´Ors a Dalí y Jardiel, de Mihura a Manolete y de Bernabéu al gran Ramón Gómez de la Serna, me parece adecuado recordar que ese alcalde al que dicen que se quieren parecer estos analfabestias totalitarios que cocean cuanto ignoran encabezó a comienzos de los 80 un gran homenaje de recuperación y reconocimiento precisamente al más brillante de los madrileños, al Ramón por excelencia.
Yo tuve el honor de participar en el cuádruple catálogo de aquella exposición –de la que LD dará cuenta pormenorizada- que con Tierno a la cabeza devolvió a Madrid al autor de El Rastro y Automoribundia. Y vi a Tierno mirar con una sonrisa las cartas de tiempos de la Guerra que pudo recuperar –junto a su estudio- Juan Manuel Bonet, y en las que Ramón escribía con tinta roja sobre papel amarillo, para significar su apoyo a la causa nacional. Y Tierno, que estuvo de recluta en el ejército de enfrente, hacía suya también esa causa, aunque adversa, a fuer de nacional. Y decía al final de su prólogo: "Al maestro debelador de estilos muertos y prejuicios deformadores, madrileño infatigable de Madrid y trabajador copioso y fecundo como pocos, le dedicamos hoy esta pequeña prueba de agradecimiento y admiración", (Ramón en cuatro entregas I, pp 4-5)

La infame Ley de Memoria Histórica

En El País de diciembre de 1980 (cuando yo escribía "Por la calle de Unamuno") puede verse la referencia al catálogo y la exposición en el Museo Municipal de Madrid y el anuncio de las conferencias de Giménez Caballero (fundador de Falange), Francisco Umbral (cercano al PCE, gran figura de El País, que meses antes había presentado Lo que queda de España en la librería Antonio Machado) y el propio alcalde Tierno Galván (creador del PSP, integrado en el PSOE). ¿Cómo es posible que aquel pacto no escrito pero indiscutible, sagrado, para la convivencia nacional, gracias al cual un fascista, un comunista y un socialista se unían para homenajear a Ramón Gómez de la Serna, se haya convertido en el anuncio del actual Ayuntamiento de Podemos (gracias al PSOE) de quitar la calle a Ramón en aplicación de la Ley de Memoria Histórica y según una lista elaborada por un tristoriador o delator ideológico de Izquierda Unida para proscribir del callejero madrileño a 150 personalidades por el delito de ser "franquistas"?
Siempre hubo una parte de la izquierda que no aceptó la democracia pero era minúscula, irrelevante frente al PSOE y al PCE que había pactado la Transición con el Movimiento Nacional de Adolfo Suárez y el "sucesor de Franco a título de Rey". La gran mayoría de la derecha –también la parte organizada en torno a Fuerza Nueva se negaba a aceptar el nuevo régimen, por haber liquidado mediante el "harakiri" de la Cortes el régimen de 1939- y la inmensa mayoría de la Izquierda –salvo la ETA y grupos terroristas de extrema izquierda como el FRAP y el GRAPO- estaban de acuerdo en que, con todos sus defectos, la amnistía general, las elecciones democráticas de 1977 y 1979, y el abrumador plebiscito en favor de la Constitución del 78 constituían bases irrenunciables de la libertad y la convivencia nacionales.
Fue el golpismo guerracivilista de Zapatero, en el Gobierno desde 2004 pero en la trinchera desde la mayoría absoluta de Aznar en 2000, el que rescató al peor PSOE y unido al separatismo y a los restos del PCE declaró la guerra a la libertad, a la memoria y a la nación. Esa máquina de odiar al que piensa diferente (si es de derechas, claro), de borrar de nuestra memoria todo lo que, en el correr de los siglos y por encima de guerras, de exilios, de persecuciones e inquisiciones, tenemos en común los españoles es lo que se plasmó en la infame Ley para la Memoria Histórica. Sólo por haberla firmado debería haber rodado la corona de Juan Carlos I. Sólo por no atreverse a derogarla merece el más absoluto desprecio Mariano Rajoy.
En todos los pueblos españoles, hasta los más pequeños, existe una Plaza de España. Con su ayuntamiento, su reloj a veces parado, su bandera no siempre nueva, pero con ese nombre que es el compromiso cotidiano con la patria común. Ojalá alguna vez, como prueba de que hemos sabido despertar de esta pesadilla totalitaria y conjurar la infamia de este bárbaro Ayuntamiento, incivil y liberticida, que se arroga el derecho a proscribir de las calles de Madrid a algunos de los grandes nombres del último siglo, la anchurosa entrada a nuestra capital, desde la Plaza de Castilla hasta Atocha, se llamase Avenida de la Nación Española. Siquiera un día, valdría la pena.
Fuente:libertaddigital.com

domingo, 31 de mayo de 2015

¿Por qué pitáis? - Cesar Vidal

Patética imagen del rey Felipe VI aguantando la pitada a él y al himno nacional , mientra el sedicioso Artur Mas esboza una sonrisa.


Ayer se volvió a escuchar una sonora pitada al himno de España en los prolegómenos de la Copa del Rey. En una nación como Estados Unidos, donde los grandes eventos deportivos son siempre antecedidos por la entonación del himno nacional, episodios como el de una pitada contra el Jefe del Estado resultan simplemente inimaginables. La persona encargada de cantar La vieja bandera cuajada de estrellas, es incluso escogida con auténtica meticulosidad y no faltan los que consideran que debe ser hasta norteamericana de nacimiento para otorgar una solemnidad de rancio abolengo a la ceremonia. Se me dirá que Estados Unidos en esto, como en tantas cosas, puede hacer gala de eso que denominan «excepcionalidad». Es cierto, pero la pitada al Jefe del Estado o el abucheo al himno nacional sólo se produce entre grupos marginales. Fue el caso, por ejemplo, de los inmigrantes argelinos que, en el curso de un partido de fútbol entre la selección de su nación de origen y la francesa, se permitieron armar bronca mientras sonaban los compases de «La Marsellesa». Estas circunstancias son las que convierten la costumbre de los nacionalistas catalanes y vascos de pitar el himno nacional e insultar al jefe del Estado en algo lamentable e inusual en cualquier nación civilizada. De entrada, ni Cataluña ni Vascongadas son, en absoluto, segmentos marginales de España como pueden serlo los inmigrantes musulmanes de los suburbios franceses. A decir verdad, tanto una como otra región disfrutan de un grado de privilegio sin paralelos en el resto de la nación. En el caso de las Vascongadas, su economía y su sistema de bienestar social son sostenidos de manera directa e innegable por el resto de los españoles. Bien pueden jactarse los nacionalistas vascos de que su Sanidad es la mejor del Estado o de que sus pensiones son las más elevadas. Así es porque a cada ciudadano español le cuesta al año no menos de dos mil euros el que se mantenga en pie la Sanidad vasca y porque su sistema de pensiones lo costeamos bien generosamente entre todos aceptando que el nuestro entregue renumeraciones inferiores a los que se retiran tras una vida de trabajo. Gracias a la figura del concierto –que el catedrático Mikel Buesa definió acertadamente hace años como el «pufo vasco»– las Vascongadas tienen mesa y mantel puesto por el resto de España contribuyendo a las cargas comunes de manera menos que simbólica. No es mucho peor la situación de privilegio de Cataluña. A pesar de que representa más del 30 por ciento de la deuda de la totalidad de las Comunidades Autónomas y de que en los últimos años se han subido los impuestos de todos los españoles para que Artur Mas no tenga que cerrar ni una sola de sus embajadas en el extranjero –a decir verdad, ha seguido abriendo nuevas legaciones– y pueda seguir financiando el nacionalismo catalán en los territorios que desea someter, como Aragón, Valencia y las Baleares, los nacionalistas catalanes están más que descontentos. No es para menos porque el resto de España lleva años sintiendo como un peso insoportable las insaciables exigencias de todos y cada uno de sus sectores y, ocasionalmente, alguna voz se atreve a discrepar. Las oligarquías políticas de estas dos regiones españolas no están, sin embargo, satisfechas y llevan décadas sembrando el odio a España desde una educación, unos medios de comunicación y una red clientelar que se encuentran totalmente bajo su control. Son precisamente esos pilares los que van a permitir, presumiblemente, volver a ofender a la nación que los mantiene y a su Jefe de Estado de manera totalmente impune. Es cierto. Nadie puede entender por qué pitan cuando mantenemos sus dispendios, cuando soportamos su desprecio y cuando aguantamos sus dislates pseudo-históricos que lo mismo convierten a Leonardo en catalán o a Navarra en la primera Euzkadi. Hasta dan ganas de preguntar: ¿Por qué pitáis si nos sacáis hasta los higadillos? En realidad, deberíamos ser nosotros
 los que pitáramos para expulsaros del campo de juego.
Fuente: larazon.es

El soviet de Karmenagrado y el Club de la Tragedia - Federico Jiménez Losantos


Sólo ha pasado una semana desde las elecciones municipales y autonómicas y el terremoto político es ya muchísimo mayor que el de las europeas de hace un año. De aquellas, salió herido gravísimamente el bipartidismo; de éstas, ha salido cadáver, aún insepulto, el Partido Popular. En ambos casos, el triunfo es el de un partido que resume lo más abyecto del crimen totalitario y del fracaso comunista del siglo XX, el golpismo a plazos del gorilato venezolano y la Nueva Política Económica de Lenin, la NEP, que demostró cómo los bolcheviques podían hacer lo contrario que Kautsky: un paso atrás –temporal- en la colectivización agraria para tomar impulso y dar dos pasos adelante: la koljosización de la agricultura y el exterminio económico, social y físico –millones de muertos- del mujik, el campesino ruso y ucraniano, partidario ancestral de la propiedad privada.

El PP de Mariano Kerenski

Perdonen los conocedores de la sangrienta raíz de toda la Historia Contemporánea que insista en contarla a los más jóvenes y sobre todo a la gente del PP que, con Mariano Kerenski a la cabeza, no tienen la menor idea de quiénes fueron Dherzinski, creador de la Vétcheka, luego Cheka, o Münzenberg, el genio de la propaganda de la Komintern o III Internacional, la Comunista, enfrentada a muerte, aunque Pdr Snchz no lo sepa, con la II, la Socialdemócrata de Bernstein y Kautsky. Soraya, Cospedal y Arenas no saben cómo Lenin y los suyos pudieron crear un Estado comunista en una sociedad que lo rechazaba; la Pandi Crush sólo sabe forrarse, engañar al electorado y reírse de la Derecha sociológica. Pero Iglesias, Errejón y los comunistas que, por el hundimiento del PP de los Kerenskis, están a cinco meses del Palacio de Invierno de la Moncloa, sí lo saben. Expliquémoslo.
Que en la campesina Rusia los marxistas comenzaran la revolución proletaria liquidando a los campesinos y convirtiéndolos en una inmensa fuerza de trabajo industrial al servicio del Estado tenía lógica. Criminal, pero lógica. La dictadura del proletariado no revestía mayor problema: la ejercería el partido del proletariado, el POSDR (Bolchevique) rebautizado Comunista. La dificultad estaba en que ese proletariado apenas existía en San Petersburgo, Moscú o los puertos del Mar Negro. Rusia, todas las Rusias, eran campesinas. Y los campesinos no han sido nunca comunistas.
Pero Lenin, de cuya llegada al Poder en 1917 se cumplirá pronto un siglo, demostró haber aprendido de la Revolución Francesa que el poder puede sostenerse, al menos por un tiempo, sobre dos pilares: el Terror y la Propaganda. Pero era tan consciente de ir contra-reloj que creó la III Internacional y dedicó el dinero que no había para el pan de la "famélica legión" a frenar la intervención extranjera en la guerra civil rusa. ¿Cómo? Financiando partidos comunistas revolucionarios que distrajeran la fuerza de los Estados que podían aniquilar la naciente URSS. Los partidos comunistas, con la excepción de Alemania, eran parodias tan grotescas del PCUS que en 1931, al proclamarse la II República en España, el PCE de Bullejos, luego de Díaz y La Pasionaria, pintaron en la Plaza de Oriente: "¡Todo el poder para los soviets!". Y nadie sabía qué era un soviet.

El jurisoviet de Karmenagrado

Como son poquísimos en la derecha y escasos en el PSOE los que saben la historia del socialismo y del comunismo en general y del español en particular, difícilmente entenderán que la táctica de Podemos, como la de Lenin, se basa en la ceguera de gobernantes como Kerenski, que, desde la revolución democrática de Febrero a la comunista de Octubre, no hizo nada contra el partido de Lenin, cuyo plan golpista era un secreto a voces. Los bolcheviques, y los comunistas desde entonces, se basaron en negar la legitimidad del Estado, subvertir la legalidad e imponerse por la fuerza, entendiendo por fuerza las armas, la violencia callejera y la propaganda. Y la base de la propaganda totalitaria, vaciada en el molde leninista, se base siempre en lo mismo: negar la realidad o "interpretarla políticamente", de forma que todo lo que es, no sea, y lo que parece, parezca lo contrario.
Por eso se ha tomado a broma, despiste e incluso –por el Decano de los jueces- a "casualidad" que Manuela Carmena actúe como ganadora de las elecciones tras haberlas perdido. Pero Lenin se proclamó mayoritario (bolchevique) pese a ser minoritario, frente a los que llamó minoritarios (mencheviques) que, en realidad, eran mayoría aplastante en el POSDR. Y lo primero que ha hecho es anunciar que "ya ha hablado" con el Presidente del TSJM y el Decano de los jueces porque, dice "están desesperados" por tener que aplicar la ley de deshaucios y ella acabará con esa desesperación.
¿Cómo? Evidentemente, llevándolos a prevaricar masivamente, porque si un juez no aplica la Ley por interés o prejuicio ideológico está prevaricando, o sea, perpetrando el peor de los delitos. Pero lo que pretende la segunda candidata más votada en Madrid es crear una situación de hecho en la que un Consejo (soviet) Judicial dicte sistemáticamente sentencias contrarias a la ley que obedezcan al programa totalitario de Podemos. El decano de los jueces, hombre de tanto prestigio como ingenuidad, ya ha negado tal reunión en el programa de Luis Herrero. Dice que se encontró con Carmena por casualidad. Él, seguro que sí; ella, seguro que no; basta ver lo rápido que acudió a los medios a anunciar como predisposición de todos los jueces lo que es sólo un alarde particular de ilegalidad golpista.
Pero los medios, donde hay ya una aplastante mayoría de periodistas favorables a Podemos, presentaron la manipulación de Carmena como la inminente creación del Jurisoviet de Karmenagrado. De hecho, si cuajase esa legalidad paralela, empezando por la abolición a manos de los jueces de la ley antideshaucios (que ha permitido que los pisos de alquiler pasen del 7% al 25%, abaratándolos sustancialmente) podría decirse que la legalidad constitucional habría empezado a desaparecer en todo el ámbito municipal. Teniendo en cuenta que la gran mayoría de la población española vive en ciudades, la capacidad subversiva de esta situación de facto sería terrible.

El Club de la Tragedia

Mariano Kerenski, más "bobo solemne" que el padre putativo de Podemos, que es Zapatero, se quejaba ayer de que "les han hecho mucho daño los casos de corrupción según los han dado los medios". Serán "sus medios", los que pastorea Soraya: los de Cebrián, Atresmedia y demás favorecidos por las adjudicaciones audiovisuales del PP. Rajoy entregó las televisiones –manteniendo la descarada amputación publicitaria de TVE por Zapatero en favor del duopolio- a las dos facciones de la Izquierda, la de Prisa y la de la Sexta. A una la salvó Soraya de la quiebra; y a la otra, también, permitiendo su absorción por A3. Y lo hizo legalizando en Agosto lo que declaró ilegal en Julio, con un par. ¡Pero se siente traicionado por Cebrián y García Farreras. ¡Si son los que lo encerraron en Génova 13 el 13M de 2008! ¿Cómo puede asombrarse de que el jefe de informativos de la SER y su Consejero Delegado, con sus tres capas de calzoncillos, le den jaque mate? ¡Él, que ha machacado implacablemente a los medios críticos de Derecha, se asombra de que en las televisiones manden las izquierdas!
Podemos está otra vez -por demérito de Marianenski, no por mérito del Leninín- en condiciones de alcanzar la Moncloa y poner en marcha el proceso revolucionario que acabará con el Estado Constitucional y nuestras libertades. Y lo conseguirá por algo que no es fácil describir pero que se entiende muy bien comparando dos vídeos: el de Pablo Iglesias de hace un año llamando "tonto" y "subnormal" a Carmona y el de Soraya hace mes y medio, en las andaluzas –no cito, por rubor, el del baile calentón de la feria- explicando cómo ellos, los del PP, se desloman construyendo el edificio del empleo mientras los mirones, los vagos, ponen peros a los albañiles.

La Paz Padilla de Marianenski

En su vídeo, el comunista Pablo Iglesias actúa como un Wyoming en serio pero en la clave del Club de la Comedia, tan exageradamente acertado en su odio a lo convenidamente odioso, o sea, la Derecha según los progres de PRISA y de la Sexta, que no puede ser verdad, aunque… quién sabe. Su eficacia es mostrar la destrucción del régimen constitucional como un acto simpático y democrático, tras el cual, eliminada la derecha, todo quedará arreglado para siempre jamás amén. Iglesias está en un permanente "stand up", enhebrando chistes y gracietas progres, feroces, con apariencia de broma pero muy en serio. Vende la dictadura como algo que sólo puede pasarles a los demás, el resbalón que afecta al gordo, al rico, a la vieja, al otro, siempre al otro. Y, claro, a su lado, el vídeo dizque cistoso de Soraya resulta ridículo, por no decir repulsivo. La creadora y administradora de esa pesadilla mediática para el PP de la que ahora se queja su Jorge Javier es la suplente desagradable, la Paz Padilla del Club de la Tragedia. La que nos espera.
Fuente : libertaddigital.com

domingo, 22 de febrero de 2015

«No volveremos jamás al 2006 y la austeridad será nuestra vida futura» . ( El autor de este artículo da por sentado que jamás vamos a poder librarnos de las políticas socialistas que nos atenazan, gobierne la "derecha" o gobierne la izquierda.)





Santiago Niño-Becerra


Continúa fiel a su modo descarnado y nada complaciente de hacer análisis económico. La radiografía del futuro que nos espera recuerda a los escenarios de Blade Runner, una de sus películas favoritas. De hecho, Santiago Niño-Becerra (Barcelona, 1951) sostiene que aunque sea posible que la económica española crezca este año por encima del 2,5 %, la «recuperación será asimétrica y no llegará a todos», por lo que el futuro que nos espera es el de vivir en la austeridad permanente, con tasas de paro insufribles y mirando «tres veces al día la cartera». «No volveremos jamás al 2006», subraya. El catedrático de Estructura Económica de la IQS School of Management (Universidad Ramón Llul), acaba de publicar La economía. Una historia muy personal (Los libros del lince, 2015).
-¿No tiene ni un solo mensaje de esperanza, después de la dureza de esta crisis?
-La esperanza es la estabilidad. Durante años, desde 1991, pero sobre todo desde el 2002, se ha vivido a un ritmo insostenible. Había un excedente de dinero brutal que se prestó a la gente para que pudiera mantener un nivel del consumo salvaje. Fue genial hasta que se agotó. Ahora nos dicen que hay que ser austeros, que la austeridad es necesaria para reducir el déficit, para la competitividad de las empresas y para no sé cuantas cosas más. Pero la verdad es que tenemos que acostumbrarnos a que para el 99,9 % de los mortales eso que se ha llamado austeridad va a ser nuestra forma de vida. No solamente no vamos a volver jamás al 2006 sino que, además, esta va a ser nuestra forma de existencia. Ahora, eso sí, estabilidad. El sube y baja se acabará. Tendremos una inflación contenida, el crecimiento será muy bajo, el paro estructural será inabsorbible... Pero estable.
-Pinta feo...
-En el nuevo escenario al que vamos, el concepto de seguridad, de que tengo un trabajo, cotizo, tengo mi plan de pensiones, mi hijo ha acabado una carrera, se ha acabado. Desde la perspectiva del empleo, la vida laboral se compondrá de «trocitos de trabajo». Esto Rifkin lo explica muy bien. Ya no habrá nada seguro y continuo. Por eso la renta básica será tan necesaria, no porque lo diga Podemos.
-Hablando de Podemos. ¿Qué le parece su programa económico?
-Las 68 páginas de su programa económico tienen dos ideas buenas: que la deuda no se puede pagar es la primera. Podemos no lo dice así, pero es eso. El planeta se debe a sí mismo 200 billones de dólares. La deuda global, no solo la de España, es impagable. Y la segunda -aunque tampoco lo dice así- es que sobran cuatro millones de personas. Y como no los vamos a gasear, hay que darles algo para que vivan. La renta básica. Esas dos ideas son, para mí, válidas.
-¿Entonces nos estamos haciendo trampas al solitario con una deuda impagable? ¿Mejor quitas que la patada hacia delante?
-Se está haciendo: ganando tiempo. Es una ficción que ha funcionado pero que habrá que resolver en algún momento. Hay que planificarlo, porque se traducirá en un empobrecimiento generalizado. La contrapartida de esa deuda que se eliminará tiene que ser el PIB, por tanto tenemos que acostumbrarnos a que en ese futuro vamos a ser más pobres.
-Esta crisis sistémica ha marcado el fin de un modelo agotado, insostenible. ¿Por cuál lo sustituimos?
-Está agotadísimo. Necesitamos otro, que tiene que estar basado en premisas diferentes: adiós a un endeudamiento que no da más de sí, al hiperindividualismo bestial, al consumo sin límite y al Estado como ente protector, porque no hay recursos.
«En tres años empezarán a recortarse las pensiones porque no hay dinero»
El experto ve muy negro -insostenible, de hecho- el futuro del sistema de pensiones.
-¿Cree que el colapso es inevitable entonces?
-En dos años la Seguridad Social se ha pulido 20.000 millones del Fondo de Reserva. Y queda para tres años, en el mejor de los casos. Es decir, que en el 2018 empezarán a recortarse pensiones, independientemente de lo que hayas cotizado y con efecto retroactivo.
-Plantea un escenario de guerra ciudadana. Las pensiones son quizá la última línea roja...
-Es muy fácil, saldrán por la tele a decir «españoles y españolas, es que no hay pasta». Es tan simple como eso. Estén o no de acuerdo, vótenme o no me voten. No hay dinero. Y además lo dirán todos los partidos.
-Pero usted considera buena idea la propuesta de renta básica. Otra cosa será de dónde saldrán los recursos para pagarla, ¿no?
-Es que la renta básica es necesaria. El informe de BBVA Research de diciembre habla de un paro estructural en el país del 18 %. Y eso es un paro estacional del 30 %, con lo cual, o renta básica o problemas de orden público. Es así.
-¿Pero podemos pagarla?
-Se puede pagar ya. No es cierto lo que dice Pedro Sánchez de que costaría 280.000 millones. Lo que nunca se explica de la renta básica es que absorbe subsidios. Si la fijamos en 550 euros, hay gente que ya está percibiendo 420 de subsidios, en realidad ese subsidio desaparece, y serían 180. Además, hay pensiones que las podrías convertir en renta básica. Esa va a ser su evolución, dejando al margen -insisto- que las pensiones no se van a poder pagar.
Fuente:lavozdegalicia.es

¡ Eureka ! Un comunismo pagado por liberales


                                                                          
La Grecia de Varufakis es una utopía tramposa. Es utopía porque propone un bienestar y una equidad que no puede llevar a la práctica, y porque da a entender que los servicios sociales y sanitarios, si son de justicia, se pueden pagar con versos de Píndaro. Y es tramposa porque, lejos de reconocer y asumir su carácter irrealizable, Varufakis la plantea como un farol de póker que algún incauto tendrá que pagar. Y esa es la razón por la que todos los juegos de ingeniería presupuestaria que está haciendo, y todo el nominalismo con el que quiere ocultar su inevitable fracaso, son pan para hoy y hambre para mañana. Un juego de tahúres que aparta a Grecia del camino trillado, y que entretiene a sus ciudadanos en una inútil búsqueda del malvado exterior que los libere de asumir responsabilidades colectivas.
La principal arma con la que cuentan Tsipras y Varufakis es la de ofrecer un paraíso comunista e igualitario pagado por los liberales, en el que, mientras los griegos presumen de justicia social y de bienestar a crédito, los países más ricos de Europa central, a los que su éxito les produce remordimientos, tienen que hacerse perdonar su crueldad congénita pagando todas las facturas.
Así se explica que, en vez de actuar como hubiese hecho Pericles, hayan iniciado una desafiante huida hacia adelante, con la absoluta seguridad de que Alemania no puede dejarlos caer. Pero la UE, si quiere salir adelante, tiene que defender un orden económico viable y equitativo. Y eso significa que Grecia tiene derecho a casi todo -a que se le ayude, a que se le facilite un tercer rescate y a que se le hagan nuevas quitas- siempre que su colosal fracaso no sea convertido en una estúpida soberbia disfrazada de inteligente humildad.
Lo malo es que Europa sigue siendo un batiburrillo insolidario, en el que nunca faltan quienes, dando por supuesto que es otro el que tiene que ordenar el cotarro, disfrutan haciendo buenismo al gusto de Varufakis. Y ahí se mueven los Renzi, los Juncker y los Hollande. Y también el populismo emergente, que, apoyado por los poetas que dominan la economía académica, ganan todos los partidos en la pizarra, sin pisar nunca la cancha ni tocar un solo balón. Y la pizarra dice que todo iría de perlas, y todos podríamos vivir del cuento, si no fuese porque la cacocracia -que es el Gobierno de los mangantes que disfrutan torturando al pueblo bendito- suele ganar todas las elecciones -¡a saber con qué votos!- en los grandes países. Y ahí nace la soledad del poder en la que viven Merkel y sus cuatro fieles, y que les obliga a decir, como si disfrutasen con ello, lo que todo el mundo sabe que no se puede callar. Por eso espero que la historia acabe poniendo a cada cual en su sitio. Porque lo que hoy encandila a las masas es un peligroso error y una tremenda injusticia.
 Fuente : lavozdegalicia.es