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lunes, 5 de septiembre de 2022

Todas las lecciones de Israel a la España de la sequía: el país desértico que usa la misma gota hasta tres veces - Sal Emergui

Produce un 20% más de lo que necesita, riega casi todos sus cultivos con aguas residuales recicladas y 'fabrica' con aire el líquido de la vida.

 

La tierra de leche, miel... y agua. Hay diversas maneras de explicar el éxito del modelo hidrológico en un país con amplias zonas desérticas en el sur y donde la lluvia es tan escasa como la estabilidad política. Una forma podría ser revelar que en el diccionario de los rectores de la compañía nacional israelí Mekorot no figura hoy el concepto escasez de agua. Otra podría ser contar el elevado número de visitas de delegaciones de todo el mundo que desean conocer y tocar las mismas teclas que hacen que Israel, por ejemplo, produzca 20% más del agua que necesita y que suministre 100 millones de metros cúbicos a Jordania.

Una tercera vía es la economía circular expuesta por el vicepresidente de Mekorot, Abrum Ben Yosef: «Desde que se saca el agua del Mediterráneo y se desaliniza pasan solo cuatro horas hasta que la recibas en el grifo de tu casa. 72 horas después de que hayas bebido y te hayas duchado, ese agua riega los tomates Cherry en el desierto del Néguev que luego compras». En Mekorot admiten que esta rapidez supone un reto para la supervisión de la calidad, pero aclaran que el agua potable es más sana que hace 20 años.

Aunque está escrito que estas tierras son proclives a los milagros, la situación hídrica de Israel que la convierte casi en inmune a los caprichos de la naturaleza posee otras fuentes menos divinas. Si colocamos la lupa en su sistema para escrutar los motivos, se aprecia con cristalina visibilidad la combinación de nuevas tecnologías, la mentalidad de ahorro del agua y el uso inteligente basado en las plantas desalinizadoras para el consumo doméstico y el reciclaje para el campo.

 

«El primer paso para solucionar el problema es aceptar que lo tenemos y el segundo, encontrar la solución», explica Ben Yosef. Tras dos ciclos de sequía, Israel entendió a principios de este siglo que no era suficiente la cuota máxima del agua natural y que era imprescindible encontrar fuentes alternativas. La solución fue impulsar medidas que redujeron el consumo de agua en un 20%. Y también apostar por la desalinización creando la primera planta en el 2005 y, 10 años después, la última, construida en Ashdod por la empresa española Sacyr Sadyt. Pese a que no funcionan al 100% de su capacidad, las cinco plantas desalinizadoras (Ashkelon, Palmachim, Hadera, Sorek y Ashdod) proporcionan el 85% del consumo doméstico. El 15% restante procede de los recursos naturales. Por ejemplo, del mar de Galilea.

«Podemos decir que hasta 2030 no faltará agua en Israel, e incluso habrá reservas, porque en tres años tendremos siete plantas que garantizarán el 95%». Lo afirma el portavoz de Mekorot, Lior Guttman, en alusión a las dos instalaciones en construcción -en la zona céntrica de Sorek y cerca de la norteña San Juan de Acre- que contribuirán a producir casi 1.000 millones metros cúbicos de agua desalinizada del Mediterráneo por año. 350 millones más que en la actualidad, cuando Israel ya vende agua a Jordania, Gaza y Cisjordania.

Un ingeniero en la planta desaladora de Sorek, cercana a Tel Aviv y la más grande del mundo hasta abril de este año.GETTY

 Maximizar el aprovechamiento hídrico significa, por ejemplo, usar dos o incluso tres veces la misma gota. «Ya que inviertes mucho dinero en crear agua desalinizada para que sea usada en las casas, pues que llegue luego a piscifactorías y al riego», cuenta Ben Yosef, apuntando que más del 85% de las aguas residuales se destina a la agricultura. El segundo país en hacerlo, con un 25%, es España. Es el momento de preguntar a este veterano ingeniero qué recomienda al Gobierno de Pedro Sánchez ante la histórica y grave sequía de este verano.

-Tengo un consejo sencillo, pero importante: confeccionar un plan nacional para afrontar la crisis del agua incluyendo objetivos y presupuestos. Después, los españoles, que son gente seria, sabrán ejecutarlo.

-¿Más desaladoras?

-Vuestros expertos saben si el potencial del agua natural es aprovechado al máximo. El primer paso debe pasar por aprovechar dichas fuentes y, después, me imagino que deberán hacer más desalinización.

Ben Yosef redactó el Plan 2050, destinado a garantizar el suministro seguro y salubre de agua, dos años después del centenario de la declaración de independencia de Israel leída por David Ben Gurión, que ya avisaba de la necesidad de hacer florecer el desierto del Néguev.

«Tras la independencia en el 48 cuando, en el marco de una inmigración masiva, hubo que buscar soluciones al primer y principal problema: la distribución desigual del agua dulce», recuerda en español Mariano Man, editor asociado de la web especializada Israel21c, que destaca la construcción del transportador nacional de agua de Mekorot para bombear desde el norte de mar de Galilea al centro y sur.

"El Plan 2050 se basa en saber cuántos habitantes más y cuánta agua natural menos tendremos y asegurarnos que cubrimos la diferencia. Si en 2025 tenemos 900 millones de metros cúbicos desalinizados, entre 2030 y 2035 necesitaremos 1.200 millones y diez años después otros 500 millones. En 2050 debemos llegar a los 2.000 millones para consumo doméstico", detalla Ben Yosef.

El ecosistema tecnológico israelí aporta soluciones como convertir el aire en agua potable. «En los últimos 3.000 años no ha habido ninguna innovación importante en el campo hídrico. Desde que los romanos inventaron los acueductos, toda la innovación se limitó a poner el acueducto debajo de la tierra en lugar de encima», afirma Michael Rutman, director ejecutivo de Watergen.

 

 Contenedor equipado con un sistema de acuaponía para el cultivo de plantas.ALAMY

 

Creada en 2009, la empresa está presente en 85 países y dispone de siete líneas de producción local y tres grandes centros de Investigación y Desarrollo (Universidad de Tel Aviv, Universidad de Beer Sheva y Universidad Khalifa de Abu Dabi) y uno de los laboratorios hídricos más sofisticados de la región.

«Watergen llegó con el mensaje de traer agua de una fuente sin fin ni necesidad de infraestructura. Quisimos encontrar nuevas fuentes porque es la única forma de sobrevivir. Con el calentamiento global las sequías se agravarán, por lo que la solución de las plantas desaladoras no es suficiente», explica. «Si nos fijamos en España, el problema no es solo la cantidad de agua sino su conducción de un lugar a otro. Nosotros ofrecemos crear agua en el mismo lugar», comenta, aconsejando al Gobierno español el uso más frecuente de energías renovables y soluciones alternativas.

«Nuestra solución de agua es inmediata, su calidad es excelente y puede ser usada para la bebida, la agricultura, la industria, etc..», añade Rutman en la sede de la empresa en Petaj Tikva, cerca de Tel Aviv, que también envía sus máquinas a países que sufren catástrofes naturales: «En estos casos, la primera infraestructura afectada es la hídrica. Nosotros llegamos y ofrecemos inmediatamente agua sana a la población o las fuerzas de seguridad».

El vicepresidente de Watergen, Steve Elbaz, enfatiza que "el 50% de la población mundial estará en situación de escasez de agua en 2025" y eleva el beneficio ecológico de su producto en contraste con el daño del uso del plástico y la desalinización. «Cada minuto se tira un millón de botellas de plástico en el mundo, de las cuales el 91% no se recicla», apunta.

Su empresa proporciona agua desde una temperatura de 15 grados a 55 grados y del 20% de humedad al 99%. En países fríos hay máquinas indoor. «Podemos crear agua en todo el mundo excepto la Antártida», nos indica. «Somos efectivos a nivel energético. Con menos de un kilovatio de electricidad, sabemos producir cinco litros de agua. En el sector de automoción, podemos llegar a un litro de agua en menos de 220 vatios», afirma Elbaz antes de añadir: «Somos los únicos que sabemos crear agua potable del aire durante el viaje en un coche, camión, tren, autobús o caravana».

Teniendo en cuenta, además, que la vía desalinizadora no es barata, la tecnología es clave. El caso israelí más conocido se remonta a 1959 con el sistema de riego por goteo. Más de 400 empresas de tecnología agrícola usan sensores, inteligencia artificial, drones o ingeniería genética para ayudar a los agricultores. N-Drip, por ejemplo, ha desarrollado un sistema de irrigación de cultivos elevando la eficacia y ahorro del agua. La tecnología se combina con el poder de la gravedad en un campo lleno de sensores que reciben información de un chip sobre los niveles de humedad y el agua que cada planta necesita exactamente. Eso lleva a facilitar la labor del agricultor y optimizar el uso del agua gracias a algoritmos de la pantalla de esta empresa israelí.

A los niños se les enseña a no dejar los grifos abiertos

Mariano Man, editor de la web especializada en tecnología Israel21c

El modelo se basa en un sistema integrado bajo una sola autoridad y una mentalidad de ahorro de agua nacida de las circunstancias adversas y áridas. «La escasez y el cuidado del agua es una cuestión cultural. A los niños se les enseña a no dejar los grifos abiertos y los retretes tienen dos botones con distintos flujos de agua (menor para la orina y mayor para los desechos)», concluye Man.

El modelo de la desalinización tendría más dificultades en grandes países debido a su elevado precio económico y energético. Con todo, delegaciones de todo el mundo llegan en cascada a Israel como la de hace unos días, cuando 60 directores generales en Italia visitaron Mekorot con enorme sed de información sobre la receta de un país donde la sequía se ve solo en la televisión.

Fuente:www.elmundo.es

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